Color hormiga…

"Estoy a favor de un gobierno que sea vigorosamente frugal y sencillo". Thomas Jefferson (1743 – 1826). Político y filósofo estadounidense.

En un año electoral no se puede ser optimista con la labor que realizarán quienes se encuentran en la administración pública y el uso que hacen del erario, así que inevitablemente el panorama desde lo financiero para Michoacán, se ha tornado color hormiga. Vale recordar que ya el año pasado se padeció un recorte de mil 300 millones de pesos, lo que hizo patente la falta de liquidez desde octubre.

El propio secretario de Finanzas, Carlos Maldonado Mendoza, reconoció que el déficit presupuestal para el ejercicio fiscal del presente año ronda los 5 mil millones de pesos, mientras que el la deuda con la que cerró el 2017 es de unos 2 mil 300 millones, entonces la administración que encabeza Silvano Aureoles Conejo deberá encontrar las soluciones para hacerle frente a ese déficit de 7 mil 300 millones de pesos.

Aunque con alguna variante, también el economista Heliodoro Gil Corona calculó un déficit superior a 7 mil 700 millones de pesos, sumando una deuda que dejó el año pasado de 4 mil 700 millones y un déficit presupuestal para el ejercicio fiscal del 2018 de 3 mil 80 millones de pesos.

Vale recordar que la deuda bancaria, también conocida como de largo plazo, supera los 17 mil millones de pesos, más otros 10 mil millones de la denominada de corto plazo y que se tiene con proveedores y terceros institucionales, más los 3 mil millones del crédito revolvente que usa el Ejecutivo estatal, hacen una gran cifra que supera los 37 mil millones de pesos.

Considerando que se trata de un año electoral que puede obstaculizar el arribo de recursos extraordinarios a la entidad, que seguimos dependiendo del petróleo y por lo tanto de la paridad peso-dólar, aunado a una todavía deficiente e inequitativa recaudación fiscal y falta de sensibilidad de la clase política gobernante e incluso de varios sindicatos que intentan mantener privilegios y/o conquistas laborales, el panorama es extraordinariamente complicado.

Así que en el supuesto que lleguen nuevos recortes presupuestales de la federación, la crisis que inició en octubre del 2017, podría adelantarse por lo menos a septiembre en el presente año, toda vez que Carlos Maldonado señaló que no está considerado endeudar más a Michoacán, por lo menos no a través de la banca privada y a largo plazo, para lo cual requeriría no sólo el aval del Congreso local, sino también de la Secretaría de Hacienda.

Por supuesto que resolver semejante situación no es tarea sencilla, pero urgen acciones contundentes como disminuir la burocracia, acabar con los aviadores en todas las áreas de la administración estatal, bajar al mínimo los gastos superficiales, intensificar la búsqueda de elementos para sancionar ejemplarmente las presuntas irregularidades en el manejo de los recursos públicos, que lleven a ex funcionarios a la cárcel y se recupere algo, así como atraer empresas que puedan generar riqueza en el estado e impulsar que le ponga valor agregado a la rica producción local de frutos, por mencionar algunos ejemplos.

En la medida que la sociedad perciba este tipo de acciones desde los poderes en turno, podrían generarse condiciones para que los sindicatos, por ejemplo, sean más empáticos ante la crisis que también alcanza al resto de los sectores de la sociedad.

En fin, el panorama es color hormiga y de menos y primero, el Ejecutivo deberá reconocer semejante dificultad, dejar de comprometer cosas que no pueda cumplir para evitar más fracasos como el de Beca Futuro, por citar sólo un caso.

Ojalá y pese a todo, el 2018 resulte un año donde el gobierno que encabeza Silvano Aureoles termine de tomar las riendas en tres de los rubros que él mismo comprometió cuando asumió la gubernatura, la seguridad, la educación y las finanzas.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.

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