El mesías traerá la justicia y el derecho

El mesías traerá la justicia y el derecho

En el caos del crimen, la toma de rehenes, sin ley ni autoridad efectiva, el Mesías viene a traer el orden. La justicia, la paz.

Cuando hace años compartía las desdichas de los colombianos que hablaban de sicarios y terror, nunca me imaginé que llegaríamos pronto a una situación peor.

La civilización del orden y la legalidad, el estado de derecho se ha derrumbado y vivimos en el polvo y las ruinas, en el más completo desamparo, el Estado fallido según expresan los observadores sociales.

La gente es sensible a los peligros y experimenta miedo. Las personas que piensan saben que la situación es muy grave por la corrupción y descomposición social del país.

Por otra parte los mensajes de los comerciantes tienen a la gente enajenada, no es consciente de los problemas de fondo. Sólo le importa el presente y el placer de los bajos instintos, complacerse con sexo, droga, manjares deliciosos.

Alegremente, entre fiestas y regalos van al despeñadero, al caos, casi a la catástrofe final. Es un estado de inconsciencia e irresponsabilidad.

Necesitamos despertar, hacer un alto para ubicarnos, tomar fuerzas y cambiar de rumbo. Hay que hacer un viraje de 180 grados. Es lo que el Maestro de maestros llama conversión.

Nuestra crisis es moral, de valores espirituales.

La tecnología nos está encajonando en un mundo de leyes científicas, de pragmatismo, de valores materiales al servicio de las máquinas en su vértigo de producción.

Mumford piensa que en lugar de controlar la tecnología, ésta nos va a controlar. Jacques Ellul ve que la tecnología con sus "aplicaciones" nos impone como camisa de fuerza una cosmovisión que abarca todo, incluyendo el pensamiento, las decisiones.

Es un mundo en el que perdemos nuestra cosmovisión, valores, ideales propios del ser humano, cuerpo y espíritu.

El mundo actual nos hace seres muy ligeros, sin peso, seres sin las raíces del pasado, por un lado, sin ideales, sin una teleología, ni una meta definitiva que nos dé una marcha orientada, por el otro.

En este mundo agitado, turbulento con el ojo de huracán, en este mundo de polvaredas, ruinas y comandos de terror, sin orden, sin nadie que proteja al pobre, no encontramos la salida y tenemos un sentimiento de desamparo.

No hay verdaderos líderes. México ancestralmente ha tenido crisis de líderes verdaderos que suple con caudillos autoritarios, con caciques con dictaduras de partido.

Existe el guía esperado, es la esperanza que los toltecas depositaban en Quetzalcóatl y los judíos en el Mesías, Hijo de Dios.

Los indígenas tenían una visión clara de lo divino, eran sabios. Los judíos igual, su cosmovisión se plasma en la Biblia. Los cristianos heredamos de ambos su esperanza.

Necesitamos levantar la mirada de los bienes y placeres de abajo, de consumo y placer, egoísmo y soberbia. Debemos ser águilas que buscan las alturas de pureza y no aves de corral que sólo ven los satisfactores de cuerpo.

Cristo viene en Navidad. No viene para los mundanos, los egoístas y soberbios. Es necesario purificar la vista y el alma, reconciliarse con Dios y los hermanos.

Decídete, toma el camino de la sencillez y austeridad, del silencio para que se produzca el prodigio de una persona celestial, el Hijo de Dios, hijo del Tloque Nahuaque en tu noche de Navidad.

Cuando se está harto de la comida y los bienes materiales los sentidos del alma se embotan. Para disfrutar la fiesta que es el encuentro con Cristo, hay que convertirse, cambiar las ideas, los deseos, las acciones y orientarse a los bienes de la persona integral, a los bienes del alma y del cielo.

Vale la pena que te llenes de presencia y de amor en el encuentro con el Dios del amor, con Cristo. Hay que tomar los medios: el contacto con Dios en la oración, la lectura de la palabra, los hermanos, principalmente en la comunidad de la Iglesia.

Acércate a la comunidad de los creyentes que tiene una gran sabiduría para conducirte y una gran riqueza, verdadera, que dura hasta la vida eterna, que sacia tu ser integral, no sólo tus instintos carnales y te trae la presencia amada. La fiesta te dejará una sensación de paz íntima, pureza, plenitud.

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