"El hombre poco claro no puede hacerse ilusiones: o se engaña a sí mismo, o trata de engañar a otros"… Stendhal. (1783 – 1842). Escritor francés.
Durante más de tres lustros la transparencia en el ejercicio gubernamental ha sido utilizada como el fetiche preferido del discurso de la clase política y los gobiernos, que han optado por la opacidad en prácticamente todos los ámbitos posibles.
Bajo lamentable circunstancia, vale destacar el hecho inédito que se registró en Michoacán el pasado lunes, cuando el secretario de Finanzas, Carlos Maldonado Mendoza, recibió de manera pública las ofertas que hicieron ocho instituciones interesadas en refinanciar tres créditos contratados carísimos en 2013, por un monto superior a los 3 mil 150 millones de pesos.
Indudablemente falta mucho por hacer para que la administración que encabeza Silvano Aureoles Conejo se decida a gobernar desde una caja de cristal, pero licitar por primera ocasión el refinanciamiento de la deuda, es un buen paso.
Todas las legislaturas que desde la era Lázaro Cárdenas Batel autorizaron cuanta deuda les solicitó el gobierno en turno, debieron transparentar absolutamente todos los procesos y claro, licitar la contratación de créditos para obtener de manera pública, las mejores opciones. Pero no sólo eso, cada ocasión que los dizque diputados de las 69, 70, 71 y 72 legislaturas autorizaron la contratación de deuda, reestructura o refinanciamiento, debieron exigir el desglose detallado de a dónde se destinaría cada peso.
Sin importar las consecuencias y violentando incluso la Constitución Mexicana que prohíbe contratar deuda para pagar deuda, al de Cárdenas Batel se sumaron los gobiernos de Leonel Godoy Rangel y Fausto Vallejo Figueroa con su interino y sustituto, que pusieron a Michoacán de rodillas en materia financiera, con la consecuente falta de liquidez que provoca una deuda bancaria actual superior a los 17 mil 200 millones de pesos y la llamada deuda de corto plazo que rebasa los 13 mil 700 millones de pesos.
Y para colmo, hablamos de una deuda de la que no hay certeza en dónde quedó tantísimo dinero; hay sospechas, hay enormes deseos de que los todavía presuntos funcionarios corruptos regresen lo que se llevaron y paguen sus irregularidades en la cárcel. Por ello la Auditoría Forense, que ojalá, dé algún resultado favorable y no se vaya a quedar como el justificante final para dar carpetazo al tema de la rendición de cuentas.
Así que ante tan lamentable historia michoacana, de evidente colusión entre poderes Ejecutivo y Legislativo, el que se haya licitado por primera vez el refinanciamiento de una parte de la deuda estatal, es de aplaudirse. Sé que a muchos nos quedará la duda ante la posibilidad de que haya gato encerrado, alguna maniobra para sacar ventaja particular; pero, la licitación y la transparencia por lo menos complicarán que haya alguna irregularidad, o que ésta sea tan majadera como suponemos sucedió en los últimos 12 años y que las autoridades competentes no han querido demostrar.
Con dicha licitación, las ofertas de las instituciones bancarias deberán mejorar las condiciones, es decir, debe haber un ahorro significativo en el costo de dichos créditos, mismos que conoceremos este miércoles, cuando el Ejecutivo deberá informar con qué instituciones financieras y por qué montos, se van a dar los refinanciamientos.
Reitero, en materia de transparencia falta demasiado por hacer, pero es de celebrarse que se haya dado este primer paso y que vaya acompañado de la insistencia de un grupo de diputados integrantes de la 73 legislatura.
Ya veremos si la administración de Silvano Aureoles se atreve a transparentar el resto de la información, licitaciones y procedimientos o prevalece la opacidad, y entonces la licitación referida, quedaría sólo como una llamarada de petate.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
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