Me da mucho gusto saludarles a todos los que escucharon este mensaje. Hoy quiero hacerle una reflexión en torno a la amistad, esta celebración que se tiene en este mes de febrero y que gira en torno al 14 de febrero, pero que es una expresión de la relación entre los seres humanos y que hoy la apreciamos mucho como la relación más abierta que se puede tener con la persona.
Esta expresión de amistad que tiene dos características que yo quisiera señalar de una manera muy expresa: para ser amigo hay que tener confianza, confianza en sí mismo, confianza en el otro y hay que dentro de la confianza, aprender a ser sincero y honesto. Poder transmitir y comunicar lo que uno piensa y siente y aprender hacer acuerdos y hacer discernimiento para tomar decisiones comunes.
Entre los amigos se da la sinceridad y la confianza que puede ayudar a que las personas crezcan, las personas puedan tener una seguridad en la relación y puedan hacerse responsables, honestos, sinceros, puedan encontrar la mejor manera para irse ayudando a ser responsables en la vida.
Hoy se insiste mucho en todos los ambientes de que lo fundamental del hombre es la relación, en la medida que aprendamos a relacionarnos adecuadamente, podemos ver el futuro de la vida con la confianza necesaria para poder encontrar una vocación, una vocación a la vida consagrada, la vocación al sacerdocio, la vocación al matrimonio, la vocación al poder ofrendar la vida a Dios, y a al servicio de los hermanos.
A todos los amigos les deseo muchas felicidades y los invito a que aprendan a vivir la amistad con confianza, con sinceridad, con honestidad y que la amistad sea una oportunidad para aprender a relacionarse debidamente con los demás y aprender a ofrecer lo mejor de si mismos a la iglesia y a la sociedad.
El señor esté con ustedes, la bendición de Dios omnipotente, padre, hijo y espíritu santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre, amén.
