A 6 años del Parque Lineal de Morelia: un mal olor que aún no se disipa

Hasta hoy no hay detalles del sobregasto en las obras del Parque Lineal del Río Chiquito que en 2018 exhibieron la ASF y la ASM
Desde su construcción la obra ha sido puesta en duda y criticada por diversos sectores (Foto: Especial)
Desde su construcción la obra ha sido puesta en duda y criticada por diversos sectores (Foto: Especial)

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Una obra estrella: plazas húmedas (equipadas con juegos que impulsan chorros de agua en distintas direcciones), cafeterías, recubrimiento de los bordes del río, ciclopistas, trotapistas, gimnasios al aire libre y retornos en varias de las calles para modificar radicalmente el tránsito vehicular en la zona.

En el papel, el parque dotaría a Morelia de un lugar a la altura de las grandes ciudades del mundo. 
La idea del entonces edil Alfonso Martínez Alcázar sólo quedó en el papel, y que —en una vuelta política que entonces nadie esperaba—, resultó en su momento fuertemente cuestionada por Acción Nacional, el mismo partido que después de denunciarlo penal y administrativamente por presunta corrupción, hoy lo arropa para que se postule por tercera vez a la alcaldía.

“Se confirma que estamos en presencia de una obra de más de 58 millones, en donde el proceso de licitación fue totalmente parcial y amañado; en donde se confirma que hubo sobreprecios; una obra con conceptos pagados pero no ejecutados; una obra mal hecha que no cumplió con las especificaciones técnicas”, acusó, según el portal local IDIMedia, el entonces líder estatal panista Miguel Ángel Chávez Zavala.

El hecho es que hay pocos avances sobre los detalles que en su momento hicieron cuestionar al proyecto completo. En la actualidad el espacio contiene, apenas, una trotapista, nueva vegetación, bancas de madera que en su momento se hicieron polémicas por su excesivo costo (hecho reportado oficialmente por la Auditoría Superior de la Federación). Hoy el Parque Lineal del Río Chiquito es un paseo que rescató una zona antes desahuciada, y que algunos habitantes usan a diario para hacer deporte o simplemente descansar, pero que en ningún caso se acerca siquiera al parque de primer mundo que aparecía en el proyecto original. 

—La obra que se ejecutó no tiene nada que ver con la original —dice a este medio un integrante de la entonces Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del ayuntamiento de Morelia—. Lo que se hizo no es lo que dice el proyecto original. 

Eso fue lo que, a la larga, provocó el rechazo de parte del Cabildo y observaciones aún pendientes de las auditorías federal y estatal: el dinero mal gastado.

Pero en su momento la administración del entonces edil independiente Alfonso Martínez Alcázar siguió adelante. Y de ahí, asegura la misma fuente de la Comisión, surgió la inflación de los precios de algunas obras y materiales: el objetivo fue justificar el presupuesto originalmente asignado a un proyecto mucho más grande y complejo que el que finalmente se hizo. 

Las consecuencias siguen hasta hoy. En febrero de este año, según el secretario técnico de la Secretaría de Urbanismo y Obra Pública, Carlos Rodríguez Méndez, el Parque Lineal del Río Chiquito era una de las obras con más solicitudes de información. Es una historia que, a casi seis años, aún no acaba.

La historia 

Para comprender por qué se gastaron millones de pesos del erario público en un proyecto que, en teoría, debía ser mucho menos costoso que el original, vale la pena retroceder hasta el año 2015. 

La “Memoria Descriptiva del Proyecto Ejecutivo del Parque Lineal Río Chiquito de Morelia”, con el cual la administración independiente dio a conocer las bases de la futura obra, ponía el contexto: 

“Una franja aprovechable a lo largo del Río Chiquito se ha conservado a lo largo de la traza urbana. Por su ubicación, esta franja vincula una serie de zonas atractivas, como el Zoológico, el Jardín Botánico, la Universidad… El potencial de esta franja aún verde, como área verde y recreativa es evidente, sobre todo tomando en cuenta la gran cantidad de población que habita en las inmediaciones del Río”. 

El proyecto destacaba el “sueño colectivo” de remozar una de las zonas olvidadas de la ciudad: “En general, se acentuó el hecho de que esta revitalización urbano-paisajística del Río Chiquito tiene que estar enfocada hacia el ‘sueño colectivo’ (sic) de una mejor ciudad que ofrezca calidad de vida a través de un manejo del espacio público y las áreas verdes”. 

Y para ello consideraba clave el saneamiento del agua. 

“El saneamiento y rehabilitación del cuerpo de agua, además de reivindicar las funciones de los cuerpos de agua en la ciudad, puede aumentar de forma considerable la calidad de vida de buena cantidad de morelianos. Es evidente que un saneamiento del Río implica su tratamiento hidráulico, ecológico, estético y social. La rehabilitación del Río Chiquito podría ser el detonador de varias iniciativas similares en la región”.  

Sobre el tema del agua, agregaba que se debía “erradicar la contaminación ambiental, los olores desagradables y los riesgos para la salud mediante la construcción de drenajes marginales para el posterior tratamiento de las aguas residuales y el fomento de la oxigenación del cuerpo de agua a través de caídas de agua y el fomento del agua con la piedra en superficies rugosas”. 

Y concluía que el cauce del río —aún hoy un foco de contaminación y malos olores— quedaría tan limpio que incluso se podría comer junto a él.

“En lo que respecta al sentido del gusto, se atenderán las diversas necesidades culinarias de los usuarios, zonas de día de campo, en las que el usuario mismo decida lo que consuma, o bien, en las cafeterías que dan apertura y complementan el Parque Lineal”.

El saneamiento del cauce era uno de los aspectos torales del proyecto y hubiese permitido instalar cafeterías; nunca se hizo (Foto: Especial)

—Gran parte del proyecto descansaba en el saneamiento del agua. Es absurdo pensar en instalar una cafetería al lado de un río maloliente —señala una segunda voz consultada para esta nota.

Pero en ese ya lejano 2015 el proyecto todavía prometía. Tras las directrices de la Memoria Descriptiva, lo siguiente fue contratar a una empresa para elaborar una propuesta concreta. La ganadora fue TAU.

—El 2015 —señala el antiguo integrante de la Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas—, cuando entramos, se elaboró el proyecto original. Abarcaba todas las etapas, desde Camelinas hasta el Río Grande. La empresa ganadora fue TAU, que entregó el proyecto por un costo de casi 7 millones. Después de eso se realizó la licitación para una de las primeras etapas, que es la que está hasta hoy.

Según esta fuente, “el proyecto de TAU era muy completo. Consideraba plazas húmedas, cafeterías, recubrimiento de los bordes del río, ciclopistas, trotapistas, gimnasios al aire libre… Y otra cosa muy importante: los retornos en U en varias de las calles del supuesto Parque Lineal”. 

En el papel, estos retornos en U —que implicaban una remodelación vial de grandes proporciones— constituían el grueso del costo asociado y eran los que finalmente justificaban la cantidad de dinero que se asignaría al proyecto. 

—Todo fue muy ambicioso y muy completo… —agrega.

El documento original de TAU avala esa versión. El “Proyecto Ejecutivo del Parque Lineal Río Chiquito de Morelia, Michoacán, colonia Centro Histórico”, del cual este medio tiene una copia, habla explícitamente de varias obras mayores. La lista es larga, pero vale la pena detenerse en ella (ver recuadro).

Respecto de la parte vial, TAU proponía “vueltas izquierdas sobre el río y reconstrucción de vueltas vehiculares mediante estructuras de concreto reforzado-presforzado”. Estas obras consideraban explícitamente la contratación de un laboratorio externo para asegurar su calidad, otro de los gastos incluidos que entonces justificaban en el costo final. 

“Se contrata un laboratorio de resistencia de materiales certificado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes o por la Secretaría de Obras Públicas del Estado para las diferentes actividades en el transcurso de la obra (concretos hidráulicos, acero de refuerzo y presfuerzo, concretos asfalticos y terracerías). Este laboratorio estará en constante comunicación con la supervisión de obra asignada”, dice el documento de TAU.

¿Qué sucedió finalmente? Que, excepto los planes de reforestación, jardinería y arbolado, casi nada de lo demás se hizo..

Se esfuman las obras

Por razones no especificadas, el proyecto original de TAU fue reelaborado por la Secretaría de Efectividad e Innovación Gubernamental (SEIG). En la práctica, lo que se hizo finalmente quedó a una distancia sideral de lo que se propuso en un principio. 

—Lo que se debió hacer fue rectificar el presupuesto originalmente asignado para ajustarlo a la obra que en realidad sí se iba a ejecutar —dice el integrante de la Comisión de Desarrollo Urbano y Obras Públicas—. Pero eso no se hizo. 

Una contrastación explícita de los puntos principales de la propuesta original de TAU con la que finalmente entregó la SIEG permite visualizar mejor cuáles fueron las obras que se esfumaron. 

La ciclopista de 3.2 kilómetros propuesta por TAU no se contempló en el proyecto de SIEG, que sólo incorporó senderos. 

Respecto de las plazas húmedas, TAU proponía tres: Abasolo, Colegio San Miguel y Macedonio Gómez. Hasta la fecha no existe ninguna de ellas.

El proyecto original contemplaba plazas con agua dispuesta en distintas formas; hasta hoy no existen (Foto: Especial)

Sobre las plazas en cruces vehiculares, TAU señalaba cinco para zonas de remate o transición de la ciclopista, de 150 m2 de área mínima cada una, incluyendo mobiliario urbano. Todas ellas desaparecieron del proyecto que finalmente elaboró la SIEG.

Arriba aparece la propuesta original de TAU respecto de las plazas en cruces vehiculares; abajo, lo que finalmente se hizo (Foto: Especial)

Otra obra importante era la plaza de remate en la avenida Camelinas. Hasta hoy no existe. 

: La plaza de remate en Camelinas era una de las propuestas más importantes por su extensión; también quedó sin hacerse (Foto: Especial)no se 

Finalmente, el proyecto de TAU integraba áreas de juegos infantiles, una Plaza del Arte al llegar a Camelinas, al menos una plaza para la tercera edad y una cafetería. Ninguna de esas obras se hizo. 

—Sólo se cumplió la parte de la reforestación y jardinería, que es lo que vemos hoy —señala la fuente. 

Pero la Secretaría de Efectividad e Innovación también esfumó las modificaciones en la infraestructura vial. El proyecto de TAU implicaba puentes de vuelta izquierda continua en 9 zonas específicas: los cruces con Arriaga Rivera, Rentería, Ventura Puente, Isidro Huarte, Vicente Santa María, Virrey de Mendoza, Morelos, García Obeso y avenida Juárez. Nada de eso se hizo. 

Finalmente, el proyecto de la SIEG fue adjudicado a la empresa Infraestructura Monarca S.A. de C.V., por una cantidad de 58 millones 134 mil 363 pesos, pese a que había dos propuestas más económicas: Prefabricados, Materiales y Acarreos de Occidente S.A. de C.V. (46 millones 46 mil 480 pesos) e Infraestructura Técnica S.A. de C.V. en asociación con Ingeniería, Arquitectura y Diseño Integral S.A. de C.V. (55 millones 653 mil 561 pesos). El contrato con infraestructura Monarca se firmó el 6 de junio de 2016. 

—En todo momento de los procedimientos quedó claramente asentado que lo que se licitó, adjudicó y contrató fue el proyecto de TAU —dice a este medio el integrante de la Comisión de Urbanismo y Obra Pública—. Existen diferencias considerables entre lo contratado y lo entregado. Tras ello, agrega, vino el desfalco. 

—Se necesitaba justificar el gasto original, y por eso se inflaron varios precios, como en su momento lo señaló la Auditoría Superior de la Federación. Fue el caso, por ejemplo, de las famosas bancas de 54 mil pesos.

FUENTE: TAU, Proyecto Ejecutivo del Parque Lineal Río Chiquito de Morelia, Michoacán, colonia Centro Histórico

Dilemas políticos 

El pasado 9 de abril, el exedil independiente Alfonso Martínez Alcázar, hoy otra vez aspirante a la presidencia municipal de Morelia, aseguró a los medios que “Veolia y el Parque Lineal Río Chiquito serán los temas que se usarán para manchar mi administración”. 

Martínez Alcázar preveía así que cualquier referencia a la obra se relacionaría con un golpeteo político propio de la temporada de campaña. 

Lo cierto es que, en su momento, algunas de las principales denuncias provinieron de Acción Nacional, el mismo partido que hoy lo arropa como aspirante a la alcaldía. 

Y fue ese mismo partido el que en junio de 2018 afirmó que el 16 de mayo de ese año el gobierno municipal de Morelia debió restituir un monto por 24 millones 318 mil 16 pesos con 43 centavos por no haber cumplido con las especificaciones del Parque Lineal del Río Chiquito.

“El Parque Lineal del Río Chiquito es un monumento a la corrupción al que deberá responder Alfonso Martínez Alcázar, alcalde con licencia que busca su reelección, junto a su gabinete que cambió el proyecto a una obra inflada”, exclamó entonces el líder panista y vocero de la coalición Por Morelia Al Frente, Miguel Ángel Chávez, según el portal de noticias Primera Plana.

Mientras tanto, las auditorías Superior de la Federación y Superior de Michoacán siguen señalando explícitamente la existencia de irregularidades sobre el tema. 

Hoy, a casi seis años, el agua sucia que emanó de todo el proyecto trasciende largamente la política contingente. Y el mal olor que emana del Parque Lineal del Río Chiquito de Morelia aún no se disipa. 

rmr

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