Aplicar la ley o ser cómplice

Aplicar la ley o ser cómplice

Por: Víctor Americano/@americanovictor

Todas las personas tienen derecho a expresar libremente sus ideas y sus inconformidades; tienen el derecho a marchar, a expresarse, a gritar a los cuatro vientos lo que las autoridades han dejado de hacer en su colonia, en su municipio, en su región, ¡en su país!, eso está estipulado en la Constitución. Pero por ningún motivo pueden afectar los derechos de otros ciudadanos, de gente que también se levanta temprano a trabajar, a llevar el sustento a sus hogares y que también se las está viendo "negras" para salir adelante, ¡eso también lo contempla la Constitución Mexicana!

¿De verdad hay quien aún piensa que al bloquear calles y plazas públicas van a afectar a cualquier nivel de gobierno? ¿En serio creen que rayando fachadas de edificios históricos y secuestrando unidades de particulares pueden poner de rodillas a los gobernantes? No, señores, lo único que hacen es tener la antipatía de los michoacanos, de los mexicanos; lo único que provocan es pensar que están siendo manipulados por algún tercero en discordia que busca provocar la ingobernabilidad que, por cierto, a nadie le conviene ni a nadie le beneficiaría, sólo a esos manipuladores que andan negociando en las cúpulas dos cosas: dinero o votos.

Los verdaderos servidores públicos
La verdad, me quedé helado cuando escuché un audio de un policía de a pie, de esos que sí tienen vocación de servicio, al invitar a los comuneros que se instalaron en la plaza Melchor Ocampo a que desalojaran pacíficamente: "yo también soy pobre, pero no puedo permitir que se viole la ley", señalaba el uniformado cuando los indígenas le recriminaban el porqué del desalojo.

Insisto, no es ir en contra de quienes históricamente han sido olvidados por los gobiernos en turno, y es que de inmediato se nota una marcha auténtica de una manipulada por intereses; las de verdad, marchan, caminan las calles, llegan a su destino para gritar las consignas, para decirle en su cara al gobierno sus necesidades, y después exigen una mesa de diálogo para que se resuelvan sus asuntos prioritarios. Son personas que si no trabajan un día, ¡dejan sin comer a su familia!, ellos requieren de soluciones para seguir con su trabajo cotidiano y así salir adelante.

Por otro lado, los movimientos, bloqueos o plantones "indefinidos", es obvio que tienen un "patrocinador", un poder fáctico, que busca desestabilizar, que quiere beneficios, que pretende presionar como sea al gobierno en turno para lograr beneficios económicos o de posiciones políticas; esos movimientos bloquean, violan las leyes, rayonean los edificios históricos, queman vehículos, violentan a los michoacanos; esos movimientos manipulados tienen uno o varios jefes que los manipulan. ¿Por qué es tan difícil darnos cuenta?

¿Marchas manipuladas?
Yo manifiesto mis respetos a las movilizaciones indígenas auténticas, a los policías mal pagados, a quienes de verdad defienden los derechos de los trabajadores, tanto del estado, como Antonio Ferreyra, como de los municipios; pero de verdad, señores, no se dejen manipular, no se dejen usar por pseudolíderes que se enriquecen a costa de los verdaderos trabajadores, ustedes que sacan adelante esta entidad tan complicada, pero a la vez tan bella y pujante.

No es mi intención ser lapidario, pero los pseudolíderes han ubicado a sus simpatizantes o seguidores en asentamientos irregulares, en predios con alto riego y en las orillas de los cauces de los ríos, que a la postre han terminado en tragedias. Si usted busca un lote para vivir con su familia, está en todo su derecho, sólo revise si no lo están utilizando como carne de cañón y si en el afán de tener una propiedad, no podría terminar todo en una tragedia para toda su familia.

Sin embargo, el mensaje para las autoridades es que todo esto que escribo, ellos ya lo conocen; entonces, no sean cómplices de esos pseudolíderes, no se dejen presionar, no se pongan de rodillas, apliquen la ley; jamás permitan, señores del gobierno, que les vean… que nos vean, la cara a los michoacanos, a los mexicanos. ¡Aplíquense o renuncien!

El negocio de la política
La clase política, de una vez por todas, debe dejar de ser una clase elitista, alejada de la realidad del pueblo mexicano; esas diferencias abismales en salarios entre los obreros y los legisladores, y ejecutivos federal y estatales, se ha convertido en el pan nuestro de cada día.

Y es que la corrupción e impunidad lastiman y laceran profundamente a un gran país que es México, con tanta riqueza cultural, tradicional y natural.

No hemos podido tomar el lugar que nuestro país se merece, porque la tentación para quienes ganan un cargo de elección popular es muy grande; es llegar a gobernar o legislar y hacerse millonarios a costa de lo que sea.

El expresidente de Uruguay José Mujica expresó una vez una reflexión que vale la pena meditar:

"Hay gente que adora la plata y se mete en la política; si adora tanto la plata, que se meta en el comercio, en la industria, que haga lo que quiera, eso no es pecado, pero la política es para servirle a la gente".

Así, tal cual suscribo, la política es para servirle a la gente, no para hacerse millonario, incluso de manera grotesca y a costa de la gente. Así de fácil, y así de complicado para quienes no tienen la vocación de servicio.

AC

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