Me da mucho gusto saludarles a todos, ahora los invito a que pongamos nuestra atención en la jornada mundial de la vida consagrada, que celebraremos este 2 de febrero.
Recuerden que en esta jornada donde ponemos nuestra atención en los religiosos y las religiosas, en todos aquellos que han consagrado su vida a Dios, que realizan diferentes servicios a la iglesia, el Papa nos pide que hagamos esta oración, padre nuestro la vida consagrada, presencia del amor de Dios, que podamos descubrir nosotros en todos los hermanos consagrados, hombres y mujeres que dedican su vida a Dios, a la iglesia y al servicio de los hermanos, la presencia de Dios y que esta presencia de Dios se haga patente, sobre todo también en aquellos que desde su consagración se dedican atender a los enfermos y a los enfermos de cáncer.
En estos días también celebramos la jornada mundial del enfermo de cáncer, que parte del servicio de los consagrados sea para atender a los hermanos más necesitados, sobre todo de aquellos que se encuentran con una enfermedad que puede parecer amenazante; que sepan consolar, sepan acompañar y fortalecer y hacer esta presencia del amor de Dios donde quiera que vayan nuestros hermanos consagrados.
A todos los consagrados mi saludo y mi felicitación, y a todos les pido su oración para nuestros hermanos consagrados, los saludo y los bendigo, a todos que el señor este con ustedes, la bendición de Dios omnipotente padre, hijo y el espíritu santo descienda sobre ustedes permanezca para siempre, amén.
