Con dios, cambia la vida

Con dios, cambia la vida
Hay que seguir a Cristo y poner a Dios en el centro de nuestra vida para obedecerlo y esperar de él la recompensa.

En tu vida. Giovanni y su familia aparecen como católicos, pero no practican la Palabra de Dios.

Viven sin Dios, hacen su vida como paganos, pelean, defraudan y no dan tiempo a la palabra de Dios.

Dios habla. A lo largo de la historia de salvación, Dios se ha mostrado como la roca inconmovible que fundamenta la historia y la vida.

Por largo tiempo, por milenios, Dios ha enseñado progresivamente a los hombres a leer su presencia y su acción en todos los acontecimientos.

Sin Dios, el tiempo y el espacio se encogen y terminan. La vida está abocada al fracaso y a la muerte. Sin  una perspectiva de infinito, los sacrificios que Dios nos pide no tienen sentido y la vida avanza a la desgracia y a la muerte.

El Padre Dios nos entrega toda su sabiduría en Cristo.

Actúa en secreto normalmente, libera del maligno y de todos sus sicarios, adoradores, de todos los que hacen el mal sin escrúpulos.

Nos enseña el secreto de la vida, le abre un sentido pleno e inmortal.

Nos da las riquezas infinitas, inapreciables del mundo de lo alto, de lo definitivo, del paraíso, de la eternidad.

Cuando Dios está en el centro de la vida se entiende su mandamiento, el desprendimiento de los bienes materiales, no se busca el agradecimiento ni el pago de los hombres.

"Cuando des una comida no invites a tus amigos… Ricos… Cuando des un banquete invita a los pobres (a los enfermos, borrachos, andrajoso)… Porque ellos no tienen con qué pagarte pero ya se te pagará cuando resuciten los justos".

La carta a los hebreos retoma esta verdad de fe, de trascendencia, "ustedes -afirma-se han acercado a Dios… Se han acercado a Jesús, mediador de la nueva alianza. por Cristo, los sacrificios tienen sentido.

Dios revela el secreto de la vida, de la plenitud, del descanso final, del paraíso soñado.

Estamos en pleno proyecto de Dios, en la plenitud de los tiempos Dios viene en la persona de su hijo para llevarlo a término. El nos revela los secretos de Dios.

Nos da indicaciones tan sencillas que hacen una vida sabia: no querer ser noticia y que todos te aplaudan, no ser presumido de cumplir su palabra, no hablar mañosamente de sus cualidades y logros históricos, "el que se engrandece a sí mismo será humillado el que se humilla será enaltecido".

La humildad es una virtud recomendada desde antiguo: "hijo mío, en tus asuntos procede con humildad… Hazte más pequeño cuanto más grande seas… No hay remedio para el hombre orgulloso…" Enseña el Sirácide.

Porque queremos poner a Dios en el centro de nuestra vida y orientarla según su plan le suplicamos: "que haciendo más religioso nuestra vida hagas crecer el bien que hay en nosotros".

Cristo clama siempre: ¡conviértete!, no lleves una vida a la deriva ni pongas en el centro el placer de pecado, el dinero injusto, el crimen.

Es hora de convertirse, de poner a Dios en el centro de nuestra vida, ordenar todas las actividades, los deseos, los pensamientos teniendo a Dios como punto de referencia.

Vive intensamente. Necesitas la conversión: encontrar a Cristo para conocerlo a él y su Palabra santa y cumplirla.

Cristo está aquí. Cristo viene a ti para guiarte y llevarte a la fiesta del cielo. Está en ti por la comunión de su cuerpo y de su sangre.

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