Con el TEMEC se acabaron los problemas

Con el TEMEC se acabaron los problemas

Pareciera que con el TEMEC se resuelven todos los problemas, es vana ilusión, es sólo un instumento de economía.

Se ha hecho ruido escandaloso en torno la firma del TEMEC, como de una victoria absoluta y definitiva para todos .

Fue una negociación larga, difícil, accidentada por el poderío del vecino del Norte, conducido por un presidente impredecible y caprichoso .

El tratado es ventajoso para los Estados Unidos que se llevan la parte del león. México ha tenido que ceder y aceptar situaciones de desventaja e intervención del Norte.

El tratado teóricamente es necesario en un mundo globalizado, en que hace falta unir esfuerzos.

Se hace un ruido monumental cómo si el TEMEC trajera la solución a todos los problemas de México, la riqueza para todos, el empleo, el comercio…

Los políticos consideran el tratado como una gran victoria de su gobierno.

La realidad es que se trata solamente de un tratado comercial que ciertamente favorece la economía de los países, alienta la producción y facilita el comercio de los productos.

Hay que precisar que el dichoso tratado favorece directamente a la macro economía, a los grandes ricos que controlan el dinero y los beneficios.

Los pobres no se sienten beneficiados en la crisis tremenda y compleja en la que están sobreviviendo. Es más una noticia mediatica.

Es el vicio de siempre, hacer creer al pueblo que es la gran oportunidad para todos los mexicanos, en la misma medida.

El tratado es una medida pragmática, para atender las necesidades principalmente materiales de la gente. Busca resolver los problemas materiales de la persona, del dinero y de los bienes de consumo. Busca tener La seguridad material, el primer orden de satisfacciones en la escala de Maslow.

El tratado no contempla una visión del hombre en su ser integral, le falta la esfera de las necesidades espirituales del hombre, los valores que tienen que ver con la inteligencia y la libertad. Tienen en cuenta el bien en el momento presente, sin preocuparse de la realización del destino definitivo del hombre, ser trascendente y espiritual. Es limitado su aporte a la existencia plena de la persona humana en la libertad y la verdad.

El TEMEC dejará a las grandes mayorías en su lucha dura por sobrevivir, en sus pobrezas y carencias, en su horizonte cerrado a sus más queridos sueños y realizaciones anheladas. Permanecerán en la lucha difícil de todos los días.

Es necesario no quedarse en soluciones pragmáticas y parciales de la vida, hay que tener en cuenta la dimensión espiritual de la persona, hay que tener presente la visión integral del hombre, en su dimensión corpórea, material, temporal y la dimensión espiritual, trascendente, en la necesidades de una vida plena e inmortal. El hombre es feliz definitivamente cuando realiza el destino definitivo para el que fue creado.

En esta dimensión trascendente hay otro orden de necesidades, las del espíritu: la libertad, la justicia, y la seguridad, la paz. Estos bienes traen la tranquilidad y el bienestar, con lo indispensable para vivir y trabajar, que es bien poco.

No hay que esperar del TEMEC, lo que éste no puede dar, hay que ser consciente de las limitaciones del tratado.

Siempre se necesitan el trabajo abnegado, constante, responsable para ganar el sustento de cada día y superarse. Hay muchas otras riquezas que no pueden faltar: el orden moral, los principios y valores de la interacción social.

Hay que transformar al hombre, devolverlo a su dignidad primera para la que fue creado. No basta llenarlo de riquezas.

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