Conoce la leyenda de la Mano Negra en el Templo de San Agustín

El templo de San Agustín está ubicado en García Obeso, en el número 162, en el Centro Histórico de Morelia (Foto: visitamorelia.com)
El templo de San Agustín está ubicado en García Obeso, en el número 162, en el Centro Histórico de Morelia (Foto: visitamorelia.com)

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Cuando Morelia se conocía como Valladolid un relato urbano se hizo popular entre sus habitantes, se trata de la leyenda de la Mano Negra en el templo y el Exconvento de San Agustín.

Esta construcción, que data de 1550 y su estilo arquitectónico tiene influencias góticas, es actualmente un sitio histórico y de riqueza monumental que guarda entre sus paredes la leyenda de la Mano Negra, que se mantiene viva a través de las generaciones.

Según cuenta la leyenda, el sacerdote Marocho era reconocido por la comunidad debido a sus virtudes personales y habilidades en la pintura.

Una madrugada que el padre se encontraba leyendo en su habitación bajo la luz de una vela, escuchó un sonido extraño a lado suyo y al girar la cabeza vio unas manos negras cuyos brazos se perdían en la penumbra y una de ellas apagó su veladora.

Sin alterarse, el sacerdote le habló a aquel ser que lo distrajo de su lectura y le dijo: "ahora para evitar travesuras peores, con una mano me tiene usted en alto la vela para seguir leyendo y con la otra me hace sombra a guisa de velador, a fin de que no me lastime la luz".

(Foto: visitamorelia.com)
(Foto: visitamorelia.com)

Las manos obedecieron las indicaciones del padre Marocho y una de ellas tomó la vela y la otra le hizo sombra para que la luz no le afectara así continuaron hasta que el sol salió, al ya no ser necesaria la luz de la vela el sacerdote pidió a las manos: "Apague usted la vela y retírese. Si necesito de nuevo sus servicios, yo le llamaré".

Una noche antes de que el sacerdote partiera del convento vio de nuevo a la misteriosa mano negra, esta le señalaba insistentemente una parte especifica de su celda.

El padre, aunque extrañado por este hecho, no fue tentado por ver lo que le quería dar aquella mano, pues no ambicionaba riquezas ni tesoros, así que hizo caso omiso de esto, durmió y al día siguiente salió hacia su lugar de origen. Sin embargo, registró este hecho en documentos del Convento de San Agustín.

Muchos años después un novicio de la orden de San Agustín leyó esta historia en papeles antiguos del convento, al mirar con cuidado se dio cuenta de que era la misma celda en la que él dormía, así que fue a su habitación, buscó en el lugar que la mano negra había señalado y ahí encontró un gran tesoro.

El Templo de San Agustín está ubicado en García Obeso, en el número 162, en el Centro Histórico de Morelia.

Por: Redacción/SJS

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