Cristo es el pan de la palabra

Mateo Calvillo Paz

El Evangelio Hoy
Ciclo B, domingo XVIII

Necesitamos conocer a Cristo, pan bajado del cielo. Necesitamos suscitar primero la fe por la Palabra para tener vida eterna.

En tu vida. Mucha gente guarda gran devoción al pan eucarístico como algo muy grande y divino.

Sin embargo, muchas veces falta una fe clara al comulgar, tienen ideas confusas y no van hasta Cristo con sus exigencias.

Dios habla. Dios es la realidad, lo que sostiene tu caminar en esta tierra. No es el pan el alimento que nos sostiene en la existencia, es Dios.

Es pan de la tierra nos sostiene y nos da fuerzas para caminar mucho y buscar hasta encontrar a Dios. Así le pasó al profeta Elías que caminó 40 días y 40 noches hasta el monte de Dios, Horeb.

La historia de la salvación es una larga búsqueda de Dios, es el negocio más importante de la vida porque Dios sólo puede darnos la vida inmortal, el descanso eterno.
Nuestros antepasados indígenas vivieron con mucho fervor la búsqueda de Dios. Los sentían muy cerca en todo, el mundo de Dios penetraba y trascendía al mundo de los hombres.

Hoy, la búsqueda de Dios continúa y tenemos un signo, el sacramento del pan y del vino, que es el corazón sagrado, secreto de la presencia del gran Dios y creador y de la vida cristiana.

Para acercarnos a este sacramento necesitamos primero conocer y prepararnos. Por descuido e ignorancia, muchos profanan esta divina presencia. Cuando no se conoce una cosa no se valora ni se le da el debido trato.

Cuando la fe está enferma, raquítica, mal formada no se participa en este sacramento con toda su riqueza. Se confunden las cosas. Se ve la hostia como algo mágico, como una cosita que da buena suerte.

Primero hay que alimentarse de la Palabra que también es sacramento de Cristo. "Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí". Ir a Cristo, significa tener la fe que es fundamental para acercarse a los sacramentos, a la comunión.

La sagrada comunión es el sacramento de este ir al padre y a Cristo, significa este encuentro íntimo, que es un habitar en el y que él habita en nosotros. Es una unión más estrecha que todas las uniones entre los seres humanos.

Cuando tenemos este encuentro, tenemos vida divina y esta es vida eterna. "Para que quien lo coma, no muera".

Los hombres sufren de tanta corrupción y hambre y violencia porque les falta Cristo. "El pan que yo les voy a dar es mi carne para que el hombre tenga vida… Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que come de este pan vivirá para siempre".

Para entrar en el misterio de la eucaristía hay que seguir a Cristo que exige. Obliga a venir a él, es decir, tener la fe de el.

No basta una fe ignorante que se confunde con tradiciones y creencias y hasta brujerías.
Lo primero es acercarse al PAN de la palabra, acercarse al padre. Dice Cristo: venir a mí. Hay que cultivar largamente esa fe, estudiando la Palabra y las enseñanzas de Cristo que transmite la Iglesia.

Hay que renovar la fe en la eucaristía. No basta con asistir a misa los domingos, sin participar, sólo porque obliga. Hay que entrenarse en horas de silencio platicando con Dios, dejándose guiar por el. Hay que adorar mucho tiempo a Cristo en el altar.

Hay que aprender mucho y entrenarse mucho para llevar a Cristo a todas las luchas de la vida, a todos los ambientes.

Así aprenderemos a gozar de la misa sobre todas las cosas.

Vive intensamente. Necesitamos a Cristo, hay que buscarlo, hay que escucharlo y alimentarse con su palabra.

Cristo con nosotros. aquí está Cristo y afirma: yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.

Para platicar en familia. Para acercarse a la eucaristía, encuentren primero a Cristo y aliméntense de su Palabra.

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