Crónica: Así era el Mercado de pirotecnia San Pablito, antes de explotar

Lo que más se vendía eran los cohetitos sencillos: las palomitas, las cebollitas
Lo que más se vendía eran los cohetitos sencillos: las palomitas, las cebollitas

Por: Alberto Saavedra/ @TWsaavedra

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- El piso del lugar era de tierra roja y tocaba caminar bastante para recorrer los 300 puestos que conformaban uno de los más grandes mercados de pirotecnia en México, el famoso Mercado de San Pablito.

Durante años este lugar era la meca del cohetito y la pólvora mexiquense. Familias enteras venían a surtirse de diversión a base de luces y colores. Cada local se peleaba por los clientes y entre figuras mexicanas, piñatas y cohetones, los dueños de cada puesto se esforzaban por captar mercantes.

Estaban conscientes de que el lugar era una zona de riesgo. Y es que, hace dos años, un día de la Independencia, un incendio colosal había deshecho casi 300 puestos. Se necesitó de la ayuda del gobierno y más de 4 millones de pesos para poder reabrir San Pablito y seguir con la tradicional venta de pirotecnia navideña. Incluso el propio presidente del país, Enrique Peña, estuvo ahí para la reapertura. Dijo algunas palabras de aliento y sonrió para las fotos entre artesanos de la pólvora y lugareños; siempre orgulloso de todo lo que pasara en su tierra: el Estado de México.

Aún así los vendedores no se movieron. Seguían año con año esforzándose por ofrecer siempre algo nuevo. San Pablito era famoso por esta feria y nada iba a detener su fama.

Lo que más se vendía eran los cohetitos sencillos: las palomitas, las cebollitas, las bazukas y los tanques de manufactura loca, de a ocho pesos cada uno. La venta iba desde unidades, hasta bolsitas con varios cohetes, e incluso millares para alimentar el mayoreo. Y es que diciembre y sus posadas lo valían, y todas las calles merecían llenarse de luces, tronidos y humaderones.

La creatividad de los lugareños de Tultepec no paraba. Había castillos llenos de cohetes a los costados, listos para hacer temblar a los perros de colonias enteras. Otros artesanos se esmeraban por hacer juditas, esos monos de cartón llenos de pólvora que se queman después de la Semana Santa. Otros lugareños se iban por lo moderno, hacían figuras explosivas de todos los personajes conocidos: políticos, demonios, caricaturas y hasta de celebridades. También se podía conseguir pirotecnia avanzada, de la peligrosa, esa que obligaba a quien la prendiera a correr lo más rápido posible y taparse los oídos para no perder un pulgar, ni el oído. Entre "volcanes", "soruyos", "bombas", y "ollas de luz", las calles del Estado de México iban a competir entre ellas por ver cuál vecino había comprado la mejor pirotecnia en San Pablito.

Y es que este pueblo tiene una relación ancestral con la pólvora. Desde hace más de 200 años, los lugareños han trabajado con este material para surtir de entretenimiento a todo un estado. En Tultepec hay más de 200 talleres dedicados exclusivamente a la creación de la pirotecnia. A finales de los años 80, la Secretaría de la Defensa Nacional reglamentó a todos estos y los hizo afincarse en territorios seguros debido a la peligrosidad de sus materiales. Todos estaban consientes de lo peligroso del trabajo. Más de algún lugareño asegura que la gran explosión de hace 10 años en San Pablito fue resultado de raspar un simple "cerillito" cerca de toneladas de pólvora negra.

https://youtu.be/G8oxgOfFfTY

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