Por: Héctor Jiménez/@Hectorjjmm
Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- La fuerte lluvia que se precipitó sobre Morelia la noche de este miércoles interrumpió la presentación de la Biblioteca Itinerante de la Gendarmería, y puso a prueba a los oficiales para desalojar a aproximadamente 200 personas del Complejo Deportivo Bicentenario.
El comisionado Benjamín Grajeda Regalado, titular de la división de la Gendarmería, no pudo concluir la inauguración de la segunda biblioteca itinerante de esta fuerza policial. La lluvia comenzó a alcanzar las primeras filas de asientos, que únicamente eran protegidos por una carpa en la explanada del Complejo Deportivo Bicentenario de Morelia.
Mientras los niños integrantes del Coro de la Transformación Miguel Bernal Jiménez recibían un libro edición infantil como obsequio, el nivel de agua en el piso alcanzó los 5 centímetros. Las personas que se debatían entre quedarse o huir, se quedaron. Todas las que no llevaban botas comenzaron a buscar una silla. Desde la tarima del presídium, los funcionarios y mandos policiales veían cómo la gente se aglomeraba en el centro de la carpa.
Minutos después, los niños ya estaban sobre la tarima por orden del comisionado, y los gendarmes drenaban como podían el agua estancada sobre las orillas de la carpa. El viento azotaba todas las estructuras que no tuvieran cuatro llantas. La lona que anunciaba la inauguración de la Biblioteca Itinerante amenazaba con caer y dejar a la intemperie a los integrantes del presídium, entre quienes se encontraba el presidente municipal, Alfonso Martínez Alcazar, y la directora de Formación y Educación de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), Andrea Silva Cadena.
Entre gritos y risas, los gendarmes comenzaron a cargar a los niños hasta un autobús que fue colocado en la parte posterior de la carpa. Después, siguieron las señoras. Grajeda Regalado dijo que su principal preocupación era que los menores fueron evacuados. Entonces, junto con los funcionarios, procedió a la Biblioteca Itinerante Vasco de Quiroga, que se convirtió en un refugio temporal.
Aparecieron sombrillas negras. Una pantalla para proyecciones también fue usada como techo provisional. Había pasado más de media hora y la lluvia no daba señales de menguar. Comenzó la segunda parte de la evacuación: los oficiales anunciaron que llevarían al resto de las personas hasta sus automóviles usando los autobuses de la Gendarmería.
Los gendarmes todavía vestían las camisas de manga corta del uniforme. Uno de los evacuados preguntó si eran impermeables. Un oficial respondió que no, pero hasta entonces habían aguantado bastante bien, y acompañó al hombre hasta la puerta de su auto cubriéndolo con un paraguas.
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