Queridos hermanos, me da mucho gusto saludarles y hoy invitarles a que recordemos que el 22 de abril celebramos el Día de la Tierra y que hoy nos invita la celebración de este día para que luchemos juntos por cuidar y salvar la naturaleza y cuidar y salvar la tierra.
Mucho se ha hablado en este tiempo de la contaminación que se da en la tierra, en las aguas, en el aire y cómo el ser humano está sufriendo las consecuencias de esa contaminación. La misma pandemia que sufrimos de Coronavirus se maneja como una consecuencia de la contaminación.
Celebremos ese Día de la Tierra con un compromiso serio para cuidar, proteger y revitalizar la naturaleza y la tierra en la que vivimos. Como nos dice el Papa Francisco, “cuidemos nuestra, nuestra tierra, cuidemos nuestro planeta, hagamos que nuestra casa común, todos nos comprometamos a cuidarla”.
Los invito para que esta sea la forma de celebrar el Día de la Tierra, comprometiéndonos a cuidar nuestra casa común.
Hoy empieza a hablarse de la economía de la vida, lo que podamos lograr y producir, lo que podamos tener en nuestras manos, lo utilicemos para generar más vida, para que el ser humano tenga mayor plenitud de vida y para recuperar y cuidar, proteger la naturaleza, nuestra casa común.
Celebremos la tierra cuidando nuestra casa común, los bendigo, el Señor esté con ustedes; la bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Amén.
