El humor es, quizá, la manera más sabia de lidiar con nuestra realidad. Pero algo verdaderamente infame jamás debe ser chistoso. No debemos normalizar la exhibición cómica que se hace de nuestro país cuando hay vidas de por medio, y ser indiferentes a las mentiras de nuestras autoridades federales tampoco es atajo.
Saber identificar entre lo que es humor y mentira es de soberana importancia. Cuando un gobernante se ve a sí mismo fracasado evita la realidad y usa la mentira como herramienta de gobierno. ¿En cuántas contradicciones ha caído el gobierno federal para complacer al presidente?
Lo que le importa al presidente es lo inalterable, su visión de gobierno, su autoproclamada cuarta transformación y sus proyectos prioritarios, y en esa visión del presidente, ni la pandemia, ni el desafío de los cárteles, ni la pérdida de empleos, ni el nulo crecimiento económico encajan. Cede a otros el deber de descifrar la realidad. Por eso, la gestión de gobierno ha resultado desastrosa.
Es evidente que al presidente le da pereza la administración, y a pesar de que en campaña su discurso fue "yo sí sé hacer las cosas", lo cierto es que no estamos viendo el inicio de una nueva etapa. Al contrario, sus decisiones agravan la situación, nos ha llevado a un triple frente: crisis económica, crisis de salud y crisis de seguridad.
Pareciera que, a medida que la realidad no lo favorece, Andrés Manuel se va haciendo esclavo de sus mentiras. Aquí algunas frases que utiliza como herramienta de gobierno:
Saber discernir entre la mentira y el humor es un proceso de elección. Al tiempo.