Descomposición social y elecciones

Descomposición social y elecciones

Ha desaparecido en todas partes la moral, estamos en la corrupción total, no tenemos de dónde agarrarnos para salir, ¿A dónde vamos?

Los valores morales y la conciencia moral se han disuelto.

Se sufre al aplastar una cucaracha que invade el estudio. Es escalofriante pensar cómo los asaltantes y el crimen organizado con igual facilidad aplastan a un ser humano, un destino eterno, una imagen viva de Dios.

Los enfrentamientos mortales por el robo de gasolina en los ductos como en El Palmarito, Puebla son como una expresión de la descomposición que se da en cualquier otra parte, en Michoacán o en otro estado. Estamos asentados sobre un polvorín y la explosión puede darse en cualquier parte.

El gobernador de Sinaloa da fe de la pérdida de valores en ocasión del asesinato del periodista Valdés.

El cuerpo social está infectado, es la disolución social y no hay médicos, ni antibióticos.
Se han perdido los valores trascendentes, no hay un código de ética. Todo es dinero, placer, poder, todo lo que satisface las bajas pasiones, bestiales del hombre.

Hay la sensación entre la gente de que tiene el poder el crimen que ha permeado las estructuras sociales y gubernamentales, con su dinero controlan todo.

No hay conciencia moral, el hombre ha descendido al nivel de los brutos o de los autómatas, que reaccionan como máquinas. No hay principios ni valores, puntos de referencia sólidos, inconmovibles, todo está sujeto al capricho y conveniencia del individuo pobre o poderoso. Somos pragmáticos.

Todo es arrebato brutal y se aplasta la vida de los hermanos por motivos tan baladíes con brutalidad y con absoluta ligereza.

Estamos entregados a la muerte, las autoridades no nos protegen. Son los mismos, comenta espontáneamente la gente.

La situación exige sabiduría, hay que analizar a fondo la crisis para entender a dónde vamos, para reconocer las tendencias sociales. Podemos hacerlo en una doble dimensión.

En la dimensión meramente temporal e intramundana no se percibe una dirección hacia la salida de la crisis, de la corrupción, violencia, impunidad.

Vamos hacia la situación trágica que viven muchos hermanos asesinados o hundidos, en el duelo, la orfandad, un dolor indecible y la indignación callada. Es tan terrible el escenario al que vamos que es difícil de nombrar. No se percibe que progresemos hacia el estado de derecho, bienestar y armonía en la convivencia del estado.

En una dimensión integral de la condición humana, espiritual, transcendente, encontramos la fe que es un poder que escapa a los cálculos científicos, económicos y políticos.

Quienes tienen ese tesoro de la fe de Cristo saben de otra grandeza, otra lógica y energía presentes en el mundo sin que se capten por los sentidos del cuerpo, sólo por el sentido de fe.

Es la presencia de Dios que actúa en el mundo por medio de Cristo resucitado. El que es capaz de crear mundos nuevos y resucitar muertos tiene el poder para mandar las lluvias a un Estado devastado, ardiente en un calor insoportable en el estado febril de los montes, en la sequía de los lagos y corrientes de agua, la paz a la injusticia.

Hay que ir en alianza con él, es el poder desinteresado, honesto, que nunca falla, el único que todo lo hace bien.

Cuando el pueblo de Dios haga presente la salvación de Cristo, la humanidad tomará otro rumbo.
Es necesario escuchar el llamado de Cristo a la conversión, reconocer la maldad y darle la espalda a la mentira y la iniquidad.

El llamado se escucha en las estructuras eclesiales. La familia de Cristo que peregrina en la arquidiócesis de Morelia, bajo la guía del Señor Arzobispo Carlos asume una acción transversal a toda pastoral, la campaña a favor de la paz, la presencia urgente al lado de los hermanos que están sufriendo ya la violencia.

Es necesario el desprendimiento de las bajas pasiones, de la tiranía de los instintos, el egoísmo, la ceguera moral para vivir la libertad y alzarnos al mundo de lo alto. Hay que ser el hombre nuevo como Cristo que desafió la corrupción y entregó su vida por la liberación e inauguró el mundo nuevo. Es lo que celebramos en la pascua.

Las elecciones para servidores públicos en los estados y en el país deben ser una coyuntura vital, de primera importancia para asumir la situación y enderezar el rumbo.

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