A lo largo de 28 días, los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Michoacán mantuvieron bloqueados varios puntos de las vías por las que transita el tren, el cual transporta material desde y hacia el puerto de Lázaro Cárdenas.
Estas acciones trajeron consecuencias en la economía del estado y de todo el país, no sólo a las empresas de transporte vía ferrocarril que se ubican en la entidad; la afectación llegó a todos los sectores y en todos los niveles.
La Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin) reportó pérdidas por más de mil millones de pesos diarios en el sector. A este contexto hay que sumarle el impacto a las micro, pequeñas y medianas empresas que forman parte de las cadenas productivas, cuyas pérdidas son incuantificables, ya que dejaron de recibir materias primas, generar proveeduría, enviar productos; es decir, esta situación no sólo afectó a las dos compañías de trenes que se ubican en el estado, sino toda la cadena de valor; incluso a aquellos que no pudieron recibir su salario, pues algunas plantas acereras y automotrices se vieron en la necesidad de realizar paros técnicos en sus líneas de producción.
Más allá de posturas de corte político, y teniendo siempre presente que existen temas que revisar y solucionar de fondo en el ámbito educativo, me permitiré en este espacio plasmar algunas reflexiones que considero significativas, pues el tema no es de menor importancia y las acciones que se realizaron son ilegales.
Compañías como Kansas City Southern reportan que tardarán hasta tres meses en volver a la normalidad en su dinámica logística, ya que se mantuvieron varados alrededor de 400 trenes, por mencionar un ejemplo; además, estuvieron detenidos contenedores con hidrocarburos, 96 carros tanques cargados de diversos materiales y granos, cuatro millones de toneladas de carga, 16 mil toneladas de productos terminados. Las consecuencias se registraron desde el primer día del bloqueo, ya que las compañías trabajan con un sistema conocido como "just in time", en el cual cada minuto de retraso cuesta alrededor de 17 dólares.
La afectación fue equivalente al tráfico marítimo del puerto de Lázaro Cárdenas durante un mes, el rompimiento de cadenas de suministro e inventarios en sectores acero, automotriz, granelero y de los centros de consumo en Colima, Jalisco, Estado de México, Guanajuato, Nuevo León, Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit, San Luis Potosí y Valle de México.
Afortunadamente ya se liberaron los siete puntos que se encontraban bloqueados, permitiendo el paso de 18 trenes diarios que salen normalmente del puerto; sin embargo, el impacto económico fue no solamente a Lázaro Cárdenas y Manzanillo, sino a todo el país, porque a través de este punto se atiende de manera directa a 15 estados de la República; además, se interrumpió el flujo de importaciones y exportaciones de los puertos de la región hacia países de Asia y regiones de Estados Unidos.
Podemos dar cientos de datos sobre las consecuencias de este bloqueo; sin embargo, el punto central es la pérdida de la credibilidad que tenemos como estado y como país. Si bien para restablecer las operaciones de varias empresas tomará tres meses, no sabemos cuánto tiempo tardaremos en retomar la confianza de Singapur, Tailandia, Malasia, China y Japón, países que utilizan el puerto michoacano para el mercado nacional y también el de Estados Unidos.
La imagen de Michoacán y de México está de por medio en estos casos. Como michoacanos y mexicanos debemos reflexionar e identificar qué podemos hacer para que no vuelva a darse esta situación y mantener el estado de derecho. En menor escala, pero el plantón que se mantiene en el Centro Histórico de Morelia impacta también de forma directa a miles de micro y pequeños empresarios, en la derrama turística y, nuevamente, la imagen de nuestra hermosa capital.
Los motivos de quienes operaron este bloqueo pueden o no ser genuinos y válidos, eso habrá que discutirlo en otro escenario, en las mesas de negociación y hay que buscar una solución de fondo a las problemáticas, pero nada da el derecho de afectar a terceros.
Necesitamos un estado, un país que crezca, donde se generen empleos, pero debemos de trabajar todos para ello y, en el ámbito de nuestra competencia, aportar para que no se repitan estos escenarios.
Lo más importante: las consecuencias de esta situación se podrán medir en el primer trimestre de 2019; por lo pronto, un reporte del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) estima que será de tres décimas del PIB nacional.
Jesús Melgoza Velázquez
Secretario de Desarrollo Económico de Michoacán
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