El mesías de Dios y el amor

El mesías de Dios y el amor

Dios envía a su mesías a un mundo malvado y hostil. El amor se nos revela en un himno bellísimo de las primeras comunidades cristianas.

 En tu vida. En la rectoría de Juan, los fieles no viven su fe, no llevan a Dios ni defienden su causa, y nadie los molesta.

Cuando alguien hace presente a Dios y sus mandamientos, lo critican, se burlan de él, es rechazado.

DIOS HABLA. La Palabra, como las flores y el canto para los indígenas, es el camino que nos lleva al encuentro con Dios. Es sacramento de Dios donde se hace presente y actúa.

El hombre es muy necio, torpe para comprender a Dios, para entender los misterios de su vida y su destino eterno y la suerte del universo.

Cuántos hombres ignoran el plan de Dios, cuantos lo rechazan. Es increíble como Dios, después de que el hombre rompió con él  y andaba disperso Dios se empeña en reunir a sus hijos.

Los hombres no agradecen, rechazan a los enviados de Dios, los persiguen y los matan. Los hombres de hoy son mundanos, materialistas y destierran a Dios de su vida y de su mundo, desprecian a los fieles de Dios.

Dios escoge sus enviados, los consagra y los manda al mundo. "Te consagre y te constituí profeta…". Les anuncia la tarea dolorosa, la vocación de mártir: "te harán la guerra…". Pero el profeta les anuncia una verdad muy reconfortante: "… pero no podrán contigo". Expresa una verdad sublime, joya de la Revelación: "porque yo estoy a tu lado para salvarte".

Es una palabra que se recuerda dulcemente en los momentos más negros y angustiosos. Es una palabra que se repite a los enviados de Dios.

Cuando se cumple el plazo para realizar la salvación, Dios envía a su hijo. Su suerte es la misma que la suerte de los enviados antes que él. Aunque él es bueno, sana a los pobres enfermos y trae la buena noticia de Dios, los hombres malos lo rechazan y buscan matarlo desde el principio de su vida pública. Vivió en ese peligro y tensión siempre.

Jesucristo no tuvo una vida tranquila, siempre estuvo amenazado de muerte.

En la Revelación, Jesucristo nos enseña la sabiduría de la vida, los verdaderos valores. Hace una descripción sublime del amor, valor supremo y luminoso de la convivencia humana. El texto es precioso, hay que leerlo, detenidamente, se encuentra en el capítulo 15 de la Primera Carta a los Corintios.

"Si no tengo amor nada soy… El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia, el amor no es presumido ni se envanece… El amor disculpa sin límites, confía sin límites, espera sin límites, soporta sin límites… El amor dura por siempre".

Es un regalo de la revelación entender el amor, es un don de Dios el vivir el amor. El amor transforma la vida, el cielo es amor porque Dios es amor, escribirá San Juan. Los amigos de Dios reciben esta gracia infinita, el mejor regalo: saben amar.

Quienes viven sin Dios difícilmente aprenden a amar, muchos tratan de engañar y buscan sólo la ventaja egoísta y el placer pasional, egoísta, bestial.

Son falsos los amores de quienes te tratan bien para sacarte el voto por hacerte comprar bienes de consumo.

En este mundo no tendremos la experiencia plena del amor, los amores de la tierra son limitados, contaminados de pecado y dejan en la decepción muchas veces, y persiste el deseo de amar. Sólo amaremos plenamente en el cielo, en la Cena del amor. Dios es amor, el cielo es la fiesta del amor.

Vive intensamente. Entra en la familia de Cristo, no temas. Entra en el número de los enviados.

Cristo está con nosotros. Cristo en el signo de la Palabra y del pan y del vino se entrega totalmente en la comunión.

En familia. Tu familia necesita alimentarse de la Palabra para cambiar radicalmente y vivir el amor que puede salvarla siempre.

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