El pejelagarto y la política

El pejelagarto y la política

Un pejelagarto es un pez que de alguna manera se quedó estacionado en el tiempo, pues no ha evolucionado en los al menos cien millones de años previos, es pues, de algún modo un fósil viviente; vive por lo regular en agua dulce, con lo cual se quiere decir que vive en aguas interiores; tiene forma tubular, hocico alargado en forma de pala con dientes puntiagudos y filosos, y cuenta con duras escamas como escudo; su aspecto, más que temible por si, quizá se deba a su rareza; es por lo regular lento y atrapa a sus víctimas en cambios de velocidad que van de la inmovilidad a lo rápido; cuenta con una capacidad de adaptarse a las aguas más inhospitalarias; vive en varias partes de América, en especial del centro al norte, y en México es frecuente encontrarlo en el estado de Tabasco.

Esas "condiciones" del pez pejelagarto que hoy se enuncian, en gran medida se escriben así, porque se valoran desde el contexto presente; pues si el pejelagarto se visualizara en un medio propio de millones de años atrás, no sólo se diría que no ha evolucionado, sino que es un ser armónico con su medio, que su aspecto, incluso frente a los grandes depredadores terrestres y marinos de hace millones de años es consonante en lo general, pero poco temible y que prácticamente posee las mismas capacidades de adaptación que el resto de los animales terrestres y acuáticos de hace millones de años y que se le encontraba más extendido.

Déjese un poco al pez pejelagarto, sobre el cual se volverá luego, y medítese en que México, a partir de mediados de los ochenta del siglo pasado, comenzó a militar en una formación económico política neoliberal, en la cual concepciones como "libre mercado" "desregulación" "mínima intervención estatal" "mercado exterior" "libertades civiles" "competencia política" "globalización" "muerte de las soberanías nacionales" "ineficiencia del estado del bienestar" entre muchas otras, fueron de uso cotidiano y muy bien valoradas hasta al menos el año pasado.

En ese lapso de 1985 a 2016, como consecuencia, concepciones tales como "nación" "regulación de mercado" "control de precios" "mayor intervención estatal"  "fortalecimiento del mercado interno" "derechos culturales y sociales" "interculturalidad política" "reivindicación de las nacionalidades" "fortalecimiento de la soberanía nacional" "estado de bienestar" eran por decirlo de algún modo, casi expresiones de infamia y de un pasado remoto y denigrante.

Pero, por un lado el desgaste del sistema político de partidos y del modelo económico que no han respondido a las necesidades del grueso de la población, las inconformidades un poco más y por el otro lado ¿quién lo diría? el impulso que con su conducta ha propiciado el actual presidente (deberíamos evitar de llamarle por su nombre en cualquier publicación como una sanción a su política) de los Estados Unidos de América (patria prístina de herencia británica del neoliberalismo) han redundado por efecto espejo en incipientes formaciones económico sociales diversas a las neoliberales (como una vuelta al pasado), pero más asequibles a las de los nacionalismos de mediados del siglo próximo anterior.

México no ha escapado a esta nueva visión y hoy nuestro país sufre un "vuelco al pasado" pero "hacia adelante", de modo que hoy aquellos políticos mexicanos que hablaban en el tramo neoliberal de "regulación de mercado" "control de precios" "mayor intervención estatal"  "fortalecimiento del mercado interno" "derechos culturales y sociales" "interculturalidad política" "reivindicación de las nacionalidades" "fortalecimiento de la soberanía nacional" "estado de bienestar" entre otras expresiones, se han recontextualizado y por decirlo coloquialmente, se han vuelto a poner de moda, porque el contexto ha cambiado.

De hecho, es visible cómo en México los actores económicos, políticos, sociales e incluso grupos de "creyentes" (antes adversos) ahora se han alineado con los políticos que antes podían considerarse como reminiscencias del pasado (como pejelagartos), ahora actualizados y revitalizados para formar juntos un gran cardumen de peces que es visto con recelo por otros peces y especies terrestres, muchas de las cuales apuntan a dividir, pues es sabido que a río revuelto (y dividido) ganancia de pescadores.

Hoy, pues, y en gran medida gracias al reposicionamiento de los "nacionalismos" a las visiones económicas de corte social y una política más ciudadana,  puede decirse que el pejelagarto está de vuelta (de hecho, nunca se fue) y que se mueve con toda la libertad como lo que es, un pez en el agua ¿a dónde llegará? ¿El resto de las especies le permitirán llegar al final del río?

En lo particular, creo que la respuesta debiera ser que lo decida de manera razonable la ciudadanía  y sus mayorías, pues lo que no se debe coartar en ningún caso es la libertad de nadie, todo pez es libre por naturaleza.

jcms

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