El pueblo también se cansa

El pueblo también se cansa

"El pueblo se cansa de tanta pinche transa" fueron las palabras que este jueves pronunció el Presidente de la República desde la ya famosa mañanera; claro, él seguía su guion sobre el combate a la corrupción, Lozoya, Peña Nieto y, con ello, seguir alimentando su narrativa y agenda mediática.

No se abordó absolutamente nada de lo que pasó ayer en San Luis Potosí en el marco de la reunión de la Conferencia Nacional de Gobernadores y el gabinete federal; ahí, los gobernadores de la Alianza Federalista presentaron al Presidente una propuesta para atender la catástrofe económica que se avecina. La respuesta de AMLO fue: aumenten la recaudación local, suban impuestos.

Jesús Silva Herzog, en su reciente libro, Por la tangente, de ensayos y ensayistas, toma de ejemplo algunas ideas de Camus, el dramaturgo y filósofo, en un breve ensayo sobre el deseo de no hacer trampa y  los peligros de la crítica. Herzog señala que Camus sabía mejor que nadie que las ideas pueden convertirse en puños y también pueden ser tapaojos.

Tiene razón Andrés Manuel al decir que el pueblo está cansado, pero está cansado de los circos, de las venganzas personales del Presidente, de que sólo se hable de los temas que él quiere, y cuando la realidad lo rebasa estalla un escándalo de corrupción.

Ese tapaojos del Presidente debe preocuparnos, porque no le permite ver la realidad, se mantiene ajeno a los problemas graves y empieza a pesar más la elección de 2021 que la gobernabilidad del país, o ya siquiera de cómo salir de la emergencia sanitaria y económica.

El éxito del nuevo gobierno es tener esta gran capacidad para convertir todo en problema; en realidad no tiene soluciones, o al menos no han demostrado tener capacidad para ejecutar un programa con tal pulcritud que no haya elemento que evidencie sus torpezas.

Según AMLO, su proyecto equivalía al fin del neoliberalismo, la violencia y la corrupción. Sus militares pacificarían al país. Se acabarían los privilegios. La economía de México, al fin, crecería a tasas chinas. Pero nada de eso ha sucedido. Ya no hay pan, sólo circo para el pueblo…

Desde todas las formas en que se quieran ver, los gobiernos de Morena han resultado ser una antología de promesas grandilocuentes, impulsadas desde Palacio Nacional y replicadas en lo local por alcaldes y gobernadores emanados de Morena.

Desempleo, nulo crecimiento, poco apoyo a las microempresas, desinterés por los temas ambientales, feminicidios, grupos del crimen organizado paseándose por el país. México ya no puede estar feliz, feliz feliz.

Señor Presidente, el pueblo también se cansa de tanta  ineptitud, incompetencia, incongruencia, irresponsabilidad, mentira e hipocresía.

El mayor peligro que enfrentamos no es AMLO, es la continuidad de estos gobiernos, que hacen todo por que nuestro país retroceda. Al tiempo.

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