En zona de volcán Paricutín, otro enjambre sísmico; en dos días, 58 sismos

Durante el 30 y 31 de mayo se han registrado en la zona 58 sismos con magnitudes desde 3.4 a 3.9 de acuerdo al SSN
Un enjambre sísmico es cuando en corto tiempo se registra una serie de sismos con epicentros cercanos y magnitudes relativamente similares (Foto: SkyAlertMx)
Un enjambre sísmico es cuando en corto tiempo se registra una serie de sismos con epicentros cercanos y magnitudes relativamente similares (Foto: SkyAlertMx)

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- De nueva cuenta, la zona de Nuevo San Juan Parangaricutiro presenta un enjambre sísmico con 58 eventos que ocurrieron desde las primeras horas del 30 de mayo con magnitudes que van de 3.5 a 3.9, reportó el Servicio Sismológico Nacional (SSN).

No es la primera ocasión que se registra un enjambre sísmico en territorio michoacano. Durante febrero y marzo de 1997 hubo uno en las cercanías del volcán Tancítaro, con 230 sismos. De igual manera, en la misma región entre 1999 y el año 2000. Así como uno más entre mayo y junio de 2006, con cerca de mil microsismos, cuyos resultados “concluyeron que los sismos fueron originados por un cuerpo magmático que se estaba elevando a cierta profundidad en las cercanías del volcán Tancítaro”, indicó el reporte especial del SSN. 

La más reciente fue a principios de 2020, cuando del 5 de enero y hasta el 10 de marzo se tuvo reporte en esta zona de 3 mil 924 movimientos telúricos de baja magnitud

Desde entonces, se habían registrado sismos muy esporádicos; los últimos fueron la madrugada del 14 de octubre con magnitudes 4.2, 4.1 y 3.5. Además se reportó percepción en varias localidades en la zona.

Desde entonces se especuló sobre el posible nacimiento de un volcán, puesto que está cercano el del Paricutín o Tancítaro y en la región es común que nazcan volcanes similares que tienen un solo periodo eruptivo en su “vida” (volcanes monogenéticos).

Sismos registrados en últimos días de mayo de 2021

Además de la sismicidad, otras señales que indicarían que se trata de actividad volcánica sería la deformación del suelo, cambios en la composición química en los manantiales, ríos/arroyos de la zona y emanación de vapor en algún punto específico de la región, ninguna de estas señales se presentó. 

Al respecto, Cenapred realizó campañas de muestreo en aguas de ríos y manantiales de la zona, pero no encontró ningún cambio en la composición del agua.

Asimismo, investigadores del Instituto de Geofísica de la UNAM señalaron que el enjambre estuvo relacionado con intrusión magmática, es decir, el magma se desplazaba por la corteza terrestre a más de 10 kilómetros de profundidad generando esta secuencia de sismos.

Así, es de resaltar que un enjambre sísmico no es señal de que habrá un sismo de mayor magnitud. Hay enjambres sísmicos que sí detonan un evento mayor, pero en la mayoría de los casos esta sismicidad disminuye con el tiempo; caso contrario, si ocurre un sismo de mayor magnitud, todos los sismos del enjambre serían precursores y solo se podría categorizar así hasta que ocurre.

Lo más común es que grandes sismos se presentan sin "previo aviso" como el terremoto del 19 de septiembre de 2017 de magnitud 7.1 con epicentro en Chiautla de Tapia, Puebla.

Con información de Sky Alert

rmr

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