Germán se va, el problema de salud no

Germán se va, el problema de salud no

Germán Martínez Cázares, abogado y otrora eximio panista y novel simpatizante y funcionario morenista de raíz michoacana, ha puesto punto final a su breve titularidad como Director General del IMSS, refugiándose en la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión y dejando el camino abierto para que otro no médico ocupe el cargo, como Zoe Robledo Aburto, hijo de un ex gobernador chiapaneco, licenciado en ciencia política por el ITAM, antes perredista, ahora morenista y con ejercicio de cargos legislativos previos. La casta divina.

Los medios de comunicación, han centrado su análisis en la valoración política común de la renuncia de Germán Martínez, en sus consecuencias mediáticas y en el arribo de Zoe Robledo a la Dirección General del IMSS.

A mi entender, sin embargo, la designación de Germán y de Zoe en la Dirección General del IMSS, no dejan de ser datos que se inscriben en una línea de tendencia que solo muestra la gestión política transitoria del cargo directivo por parte de quien tiene el poder de nombrar al titular del IMSS, en cada periodo presidencial.

Es así, porque desde la creación del IMSS, la responsabilidad principal de su dirección ha recaído mayormente en abogados, atípicamente en médicos y de mediados de los años 90 del siglo XX hasta el 2018, más en economistas o profesionistas de perfiles afines a estos (licenciados en relaciones industriales, por ejemplo) con lo cual se muestra, además, una vinculación entre la orientación liberal del sistema sanitario y el perfil neo-liberal de sus directivos.

El IMSS, como institución de seguridad social y principal entidad pública prestadora de servicios públicos de salud, del siglo pasado a este siglo en curso, ha transitado de un modelo del estado del bienestar inspirado en el interés social, la dignidad y en la solidaridad, a un modelo de seguridad social solo de respaldo y de servicios públicos de salud ineficientes, en los que el usuario es visto, más que como paciente, como un irresponsable que provoca sus propias dolencias por sus malos hábitos y que es remitido una y otra vez al mercado privado de los servicios de salud.

La 4ª T, por lo que se sabe, se encuentra ahora mismo en un proceso de análisis para la "reingeniería" del sistema público de salud y, también, del propio IMSS, con un rediseño que, sin ser el mismo del pasado siglo XX, sí se inspira en el interés social, la dignidad, la igualdad y la solidaridad.

Y esto, me parece, es lo que verdaderamente importa a la población, porque su derecho a la salud pasa, por necesidad, por ese mismo rediseño, porque ese rediseño ha de reflejar la decisión política general, las políticas públicas de salud específicas, los marcos normativos nuevos, un nuevo esquema orgánico funcional, nuevos procedimientos, la infraestructura física hospitalaria, equipamiento médico, medicinas y un largo etcétera que aproxime la idealidad de un derecho a la salud a su buena práctica, lo cual no ocurrió en los regímenes presidenciales del último decenio del siglo XX y en casi los 20 años de este siglo XXI.

El modelo utilitario del sistema público de salud, lo que parece mostrar es su ineficacia –y para desencanto, su ineficiencia- si lo que debe tener como objetivo prioritario es hacer efectivo el derecho a la salud de las personas, lo que no ha ocurrido.

Ahora, es el tiempo de que la 4ª T, proponga una respuesta de sistema público de salud y de seguridad social diverso, es su turno y por el bien de todos los mexicanos, es deseable que no solo sea un mucho mejor diseño de papel del sistema público de salud que el actual, sino que sea eficaz en la práctica.

En esa tesitura, aunque el cargo de la Dirección General del IMSS sea importante, el contexto muestra que lo verdaderamente importante, tiene que ver más con ese rediseño del que se ha hablado y que casi siempre tiene su raíz fuera del IMSS.

La dirección puede recaer en Germán, Zoe o en quien se quiera, sea o no médico; lo relevante será, para comenzar, la decisión política aún no clara sobre el sistema público de salud, en el cual el IMSS es una pieza, y de forma seguida, el otro paso importante, remite una vez más a la reforma de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y a la reglamentación consecuente.

Así que, si bien hay muchas cosas que pueden esperar, la salud de la población del país, no, esto siempre es y será urgente y prioritario.

De ahí en fuera, me parece solo anecdótico que Germán Martínez sea uno de los varios michoacanos que han estado al frente del IMSS y que quien ha llegado a sustituirlo sea un chiapaneco del ITAM, un ITAM que para nada tiene una vocación "social".

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