Historias de Morelia: cuando trabajar es de vida o muerte

(Foto Facebook. Panteón Municipal Morelia)
(Foto Facebook. Panteón Municipal Morelia)

Por: Eduardo Pérez Arroyo

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Trabajos hay miles, de las más diversas características y que construyen las más diversas –y a veces increíbles– historias. Como las de los protagonistas de esta nota.

(Foto Facebook. Panteón Municipal Morelia)
(Foto Facebook. Panteón Municipal Morelia)

Lo que aquí se narra sucede todos los días, muchas veces sin que lo sepamos, por todos los rincones de Morelia y del estado de Michoacán. Todas estas historias tienen un factor común: sus protagonistas interactúan cara a cara con la muerte.

La sola idea de permanecer cerca de los muertos es capaz de asustar a cualquiera, pero para muchos trabajadores se trata de una rutina natural. Hoy, cuatro morelianos cuentan su experiencia.

Reservando su propia tumba

Roberto, hoy dueño de un puesto de tacos justo frente a las lápidas que vende don Inés Estrada, trabajó hasta hace poco como cuidador del Panteón Municipal.

—Nunca vi nada extraño —asegura—, pero también aprendí que con los muertos no se juega.

Una vez, el edil en ejercicio anunció una visita al panteón para probar el sistema de luces que días después se usaría durante la Noche de Muertos. El sistema para activar las luces estaba al final del camposanto, en la zona que da a la avenida Múgica. Tuvo que atravesar tres veces el panteón a oscuras.

—No vi nada raro. Pero de que se siente algo, se siente…

La historia que ilustra esta nota le ocurrió hace cinco años.

"El alcalde de entonces inauguró los recorridos culturales de los viernes y empezó a llegar mucha gente. Un día, dos hermanos que venían con un grupo se separaron del resto para visitar la tumba de un familiar al que no veían en mucho tiempo. Me pidieron que los acompañara porque no conocían el panteón.

(Foto Facebook: Panteón Municipal Morelia)
(Foto Facebook: Panteón Municipal Morelia)

"Llegamos a la tumba de su familiar y así fue que supe sus nombres. Eran simpáticos y bromearon todo el camino. Uno decía: 'ahí hay una tumba que parece vacía, déjela para mí'. Su hermano agregaba: 'a mí déjame la de al lado'. Yo me reía junto a ellos.

"Al día siguiente llegaron dos ancianos preguntando por espacios. Sus dos hijos habían muerto en un accidente de coche. Les pregunté los nombres… Resultaron ser los mismos jóvenes simpáticos con los que el día anterior salí a visitar a su familiar. Les conté a sus padres que ellos mismos habían reservado sus propias tumbas… Y después me quedé helado.

"Nunca más he hecho bromas de ese tipo, uno no sabe cómo acaban las cosas".

Misterio en la torre del IMSS

Francisco Carpio era manejador de alimentos durante la época en que se desalojó la vieja torre del Seguro Social en Nocupétaro. De esa época es su historia.

"La torre del IMSS ya estaba lista para ser demolida, y fuimos a recorrerla junto a dos compañeros y un adolescente que era familiar de uno de ellos. Ya no había electricidad y el lugar estaba en total abandono. Empezamos a subir piso por piso, hasta el octavo.

"Conforme subíamos yo notaba que el ambiente se hacía más pesado… pero el adolescente iba lanzando pedazos de cemento y rompiendo cosas, y eso desviaba nuestra atención y nos permitía seguir avanzando.

"En el octavo piso, antes el área de Pediatría, todos comenzamos a escuchar ruidos como respiraciones agitadas, y preferimos regresar. El adolescente seguía rompiendo cosas, aventando palos, frascos… Al llegar al sótano, en donde estuvo antes la cocina, los elevadores comenzaron a abrirse y cerrarse. Recordamos que desde hacía semanas el edificio estaba sin energía… Pensé que sería un error, que aún habría electricidad. De cualquier forma preferimos irnos.

"Meses después, un vigilante me contó otra historia. Cuando la torre ya estaba desalojada, pero aún había mobiliario que cuidar, sonaba un teléfono y él contestaba. Era la voz de un niño angustiado, preguntando por su mamá y pidiendo que no lo abandonaran. Pero ese teléfono sonaba cuando la torre ya estaba sin energía… De haberlo sabido antes, jamás me hubiera atrevido a entrar a la torre".

Ni la muerte otorga el perdón

Durante años, Boris trabajó en una de las más tradicionales funerarias del Centro Histórico de Morelia. Tanto tiempo expuesto a esas historias extremas lo volvieron experto.

—Lo único constante es que cada una de las historias que vemos es distinta. Distintas las reacciones, las motivaciones, la forma en que cada uno asume la muerte de sus seres queridos o sus conocidos —dice.

Su historia, aclara, no es paranormal, pero sí extraña.

"Fue hace casi 20 años. Éramos dos en el turno de noche, y habíamos terminado de arreglar un muerto para llevarlo al panteón la mañana siguiente. De pronto apareció un visitante, un caballero muy distinguido que quería presentarle sus respetos al muerto. Eso es muy común, así que no me extrañó y lo dejé pasar acompañado del otro empleado. A los pocos minutos escuché sonidos extraños y mi colega llegó corriendo a pedirme ayuda. El visitante, armado con una pistola, lo había obligado a abrir el ataúd y levantar al muerto, y después empezó a golpearlo salvajemente, como si se desquitara por algo… No nos atrevimos a acercarnos porque estaba armado, así que esperamos así diez minutos a que terminara de golpearlo. Cuando creyó que era suficiente, se detuvo, nos dio las gracias y se fue.

(Foto Facebook: Funeraria la Piedad de Ocotepec)
(Foto Facebook: Funeraria la Piedad de Ocotepec)

"Tuvimos que rehacer al muerto por completo para entregarlo presentable. Hasta ahora, nunca le conté la historia a nadie".

El ángel caminante

Liliana Jiménez es una reconocida reportera de la sección policiaca en diversos medios de Michoacán. Varias décadas en la cobertura la convierten hoy en una fuente inagotable de historias. Por extensión, escogimos ésta.

"Veníamos de un operativo de la Costa en la autopista Siglo XXI. De pronto vimos a un niño que caminaba. Serían cerca de las 3 de la mañana. No nos extrañó, porque en los pueblos muchos niños caminan solos, por trabajo o cualquier cosa, pero sí que empezamos a reclamar. Nosotros platicábamos: pero qué gente, cómo dejan a un niño solo en la carretera, seguro su familia andará por ahí cerca. Él iba con las manos muy pegadas al cuerpo, con la vista fija en el piso…

(Foto: RED 113)
(Foto: RED 113)

"Pocos kilómetros más adelante nos topamos con la volcadura de una camioneta. Dijimos: ni modo, es nuestro trabajo, debemos parar a cubrir el hecho. Bajamos y los policías nos dijeron que había tres muertos. Tomamos las primeras fotos de la escena, y cuando dimos la vuelta a la camioneta… vimos el cuerpecito muerto del niño que habíamos visto caminando minutos antes. La misma ropa, la misma posición…

"No lo vi sólo yo; todos los reporteros que íbamos en la comitiva te podrán confirmar la historia".

R

Más vistas

No stories found.
logo
Mi Morelia.com
mimorelia.com