Juicios en el gran teatro del mundo

Juicios en el gran teatro del mundo

Los líderes actúan por conveniencia, no según los principios y valores y nos llevan al caos y la catástrofe.

En el gran teatro del mundo, presenciamos el juicio para destituir a Trump por violar la ley.

El Congreso de Estados Unidos no es el único teatro ni Trump el único mandatario que juega con la ley y la justicia. Hay que cuestionar a otros líderes.

El sentido común indica que sería tan fácil, que se probaran los delitos, se castigara a los culpables y se reparara el daño hecho a la nación y a la humanidad.

El juicio se convierte en un juego de malabarismos y autoritarismo de los prepotentes y las mayorías.

A la opinión pública guardan las apariencias de legalidad y moralidad.

El edificio de los principios y los valores universales  es fundamental. Son esencialmente como los señalamientos, la pista de granito y las luces de la autopista.

La fuente de los valores es la persona humana, que es imagen de Dios, el fundamento y garante de todos los valores.

Todos los valores son esenciales, El Bien Común es una referencia ineludible. Consiste en el conjunto de condiciones que hacen posible que el individuo realice su destino definitivo.

Atentan gravemente contra el bien común quienes ponen por delante sus intereses personales y grupales, como quienes hacen leyes y toman decisiones en el Congreso para que su movimiento se mantenga en el poder. Anteponen al bien común de todos los mexicanos, los bienes facciosos de movimientos, partidos, tribus.

No se porta como hombre, no es homo sapiens quien no actúa inteligentemente conforme a principios, ni libremente para optar por la verdad. Finalmente, se porta como bruto, quien actúa con hipocresía, aparentando ser razonable en realidad actúa instintivmante defendiendo sus intereses mezquinos y aparentando otra cosa ante la opinión pública.

Muchos aceptan los principios y los enarbolan como bandera, en realidad son seres falsos, ruines que ocultan sus verdaderas intenciones, sus intereses materialistas, de dinero y poder en la mezquindad.

La fe de los católicos asume todos estos valores y los eleva a otro nivel. El buen católico es buen ciudadano y está obligado a cumplir todo los que manda el gobierno. Pero Cristo ofrece un plus, una sabiduría más alta, una moral más pura y exigente.

Su doctrina tiene una expresión cimera en el Evangelio, con expresiones sublimes como el Sermón de la Montaña. Ahí revela su ley en toda su pureza, muy por encima de las leyes del derecho natural y del pueblo judío.

El discípulo fiel de Cristo conoce el Sernón de la Montaña, la ley nueva y perfecta. Pongamos un solo ejemplo: la ley del amor, que abarca a los enemigos, a los que te maldicen y calumnian, los criminales, siguiendo el ejemplo del Padre que hace salir el sol sobre buenos y malos….

Cuando en México se cumpla la ley de Cristo por los católicos que somos la inmensa mayoría, cambiará el rumbo de los acontecimientos. Nadie hará el mal sobre el inmenso territorio. Cuando los mexicanos no hagan lo que se puede porque nadie dice nada sino sean respetuosos y honestos, como algunos todavía.

Los valores enraizados en la naturaleza del hombre no prescriben, siguen vigentes mientras el hombre sea hombre, nadie ha cambiado su naturaleza

Las modas, como los homosexuales y los abortistas están bien tal vez pero no están sobre los valores y principios.

Aunque el líder más poderoso de la tierra o de México quieran burlarse de la ley, no podemos seguirlos renunciando a nuestra riqueza moral.

La ley es el camino para ser grandes y felices.

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