Morelia, Michoacán (MiMorelia.com/Redacción).- Los cuetes truenan en lo alto, se escuchan de fondo las mañanitas al ritmo de banda. "¡Viva la virgen de Guadalupe!, ¡Viva la virgen de Guadalupe!", gritan algunas personas a todo pulmón.
Mujeres de todas las edades llegan vestidas de "guares", con delgados rebosos que no ayudan mucho a mitigar el frío que cala hasta los huesos. Hombre, niños y jóvenes también llegan ataviados como "inditos". Una demostración de amor a la virgen de Guadalupe en su día.
Los milagros o los favores especiales algunos creyentes los pagan con mandas. Las rodillas o las plantas de los píes terminan muy raspadas pues son más de 500 metros que hay que avanzar hincados o descalzos sobre una calzada que lastima, su camino empedrado se vuelve un verdadero reto.
Siguen llegando las peregrinaciones de distintas colonias de Morelia y de varias comunidades de todo Michoacán.
"La Guadalupana, la Guadalupana, la Guadalupana bajó al Tepeyac…", cantan un grupo de mujeres robustas con voces agudas. Se les nota el cansancio del ajetreo que les ha dejado su peregrinar.
Los hombres cargan imágenes o cuadros de la "morenita del Tepeyac", otros llevan ramos de flores, mientras que algunas personas avanzan silenciosas, orando con una estampa de la virgen en sus manos.
La mañana es fría y los olores de ponche, café y atole se mezclan en el aire. Algunos deciden ponerle "piquete". "Es día de fiesta, es día de la virgen", comentan feligreses que se ven contentos.
También hay puestos de comida, tacos, sopes y tamales, son sólo algunos de los platillos que la gente prefiere por la mañana.
Miles de personas se dan cita en el Santuario de la Virgen de Guadalupe en Morelia, mejor conocido como San Diego. Adentro y afuera la gente camina despacio, no se puede avanzar muy rápido.
Se espera que conforme avance el día más y más creyentes lleguen al recinto que se caracteriza por su color dorado en su interior. Por eso se recomienda viajar con tiempo y tener bastante paciencia.
