En nuestras ciudades y en nuestros pueblos ya se ven los arreglos navideños. En las plazas se van poniendo pesebres, nacimientos, luces; en las escuelas, edificios hay signos de una fiesta.
Lo más importante es que nos preparemos interiormente. Nueve días de preparación para la Navidad, son nuestras tradicionales posadas, en las que las familias, los barrios, los grupos, el espitara alegre, pero también de fe y de oración van creando este ambiente para recibir la presencia de Jesús.
Lo más importante de la navidad es que tengamos siempre este anhelo del encuentro con el señor y esta disposición de abrirle las puertas del hogar, del corazón de nuestra sociedad para que verdaderamente encuentre una disposición una actitud en la que él pueda establecer su paz, su alegría en medio de nosotros.
