Este 6 de agosto se cumplirán 480 años del nombramiento de Vasco de Quiroga como primer obispo de lo que sería el obispado de Michoacán.
Es una fecha digna de celebrarse porque todos somos conscientes de que la piedra fundamental de lo que hoy somos como entidad federativa, pero sobre todo como iglesia católica, la base, el fundamento lo tenemos en Vasco de Quiroga, este hombre inigualable que llegó a México como oidor de la segunda audiencia, y que fue enviado como pacificador a estas tierras y por designio de la providencia, este acontecimiento se hizo trascendental porque Vasco de Quiroga no solo actuó como alguien que venia nombre de la corona, sino inspirado en su gran fe, y en su amor al señor y a la iglesia católica, se convirtió en un verdadero apóstol de los indígenas y así, fue propuesto como obispo y se convirtió en el primer pastor de esta zona tan hermosa del país y de la iglesia.
