La pendiente de AMLO

La pendiente de AMLO

Son pocos los días para que AML transite de presidente electo, a presidente de la República en funciones, con una diferencia notable frente a sus homólogos antecesores del período pos revolucionario: arriba al cargo con legitimidad democrática ganada en el último proceso electoral abierto y también a lo largo de los más de doce años previos, en los cuales actuó como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y hoy Ciudad de México, candidato a presidente de la República y líder social caminante de todo el país.

AMLO, de manera indudable, tuvo un efecto de arrastre general favorable para la gran mayoría de los candidatos a los puestos de elección popular de Morena, al grado que muchos de esos candidatos y hoy servidores públicos, prácticamente no hicieron campaña para sí mimos.

Así que la gran mayoría de presidentes municipales, diputados locales, diputados federales y senadores, son del partido Morena, como serán de Morena los integrantes de muchos de los órganos constitucionales autónomos (INE, INAI, BM, entre otros)

El mensaje del pueblo es claro: quiso y quiere que AMLO gobierne y que tenga los menos obstáculos posibles para llevar adelante el proyecto de nación que de modo general propuso.

La debilidad de la hoy oposición es palmaria y parece irrelevante, frente al mandato del pueblo.

Ante un ejercicio del gobierno electo armónico con la voluntad de ese pueblo que llevó a AMLO y a su partido al poder, la oposición permanecerá débil, disminuida por más esfuerzos que la propia oposición realice para diluir y destruir a AMLO, aún con apoyo de los medios de comunicación y grupos de poder, los cuales, en este período de preludio al ejercicio del encargo, han oscilado entre el ataque y una complacencia regateada (véanse las posturas frente a las consultas, por ejemplo).

¿Es conveniente una oposición fuerte, pero "realmente" razonable?

La corrosión del gobierno de AMLO y MORENA, por ende, preponderantemente puede tener su origen en el mismo AMLO, su familia adulta, su partido Morena y los demás servidores públicos de extracción de Morena.

Esencialmente, AMLO, el partido Morena y los servidores públicos de ese origen, están llamados a un hacer y a un no hacer claros, precisos y contundentes.

En el hacer, han de cumplir los "fundamentales" ofertados en campaña en torno a los grandes temas de la seguridad, el desarrollo económico asociado a la pobreza, la salud, la educación, una democracia participativa (hay que agregarle el adjetivo deliberativa) un gobierno honesto y una administración eficiente y eficaz.

Del lado del no hacer, deben evitar la corrupción, el amiguismo, el nepotismo, la simulación, el autoritarismo, el mareo de poder, la vanidad, y la complacencia y tolerancia de la ilegitimidad en todos sus órdenes, por ejemplo.

Hasta este momento, y pese a que una gran parte de los servidores públicos de Morena ya se encuentran en funciones (diputados y senadores, por ejemplo) la población no ha cobrado las facturas por la negación y luego el otorgamiento de licencia a Manuel Velasco Coello a cambio de la construcción de mayorías, el nombramiento de funcionarios sin perfil que parece que llegan a los puestos por amistad o relaciones familiares, el recule de ciertas ofertas de campaña, actos contrarios a los principios del partido, el auto descarte de personajes relevantes para ejercicios de poder diverso (Tatiana Clouthier) una independencia gris de las cámaras legislativas, mayoriteo legislativo, entre otros temas puntuales.

Con afán de defensa, puede argumentarse que esos defectos ya observados son los mismos que tenían lugar en los regímenes priistas y de alternancia previos, que no hay que asombrarse; pero la cuestión es que, si se tuvo que tolerar ciertos costos para arribar al poder como, por ejemplo, que en Morena se encuentren personajes cuestionables y ocupen cargos sin perfil, el gobierno de Morena fue elegido justamente para operar evitando aquellos errores y para realizar los "fundamentales" indicados.

AMLO no es igual a cada uno de los servidores públicos de Morena (administrativos, legislativos, judiciales o de órganos constitucionales autónomos) ni ellos son AMLO; pero si es AMLO, como Presidente electo, muy pronto Presidente de la República en funciones, y figura de Morena el responsable ético y político general del nuevo gobierno.

AMLO, tiene ante sí, una pendiente, o la sube, o la baja, ante los ojos del pueblo; el logro deseable es que la suba haciendo y omitiendo lo que debe; el gran problema es que, si baja, qué se encontrará el pueblo al final: ¿a los partidos que ya han ejercido el poder, con las mismas u otras siglas?

Que le vaya bien al nuevo gobierno electo es lo mejor, no solo para sus personajes y simpatizantes, sino para todos.

Comentarios: urielpr@gmail.com

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