La política y el quehacer periodístico

La política y el quehacer periodístico

Alguna ocasión, en entrevista, el escritor español José María Carrascal dijo: "un periodista no puede ser amigo de un político"; pero yo, en lo personal, creo que todo depende del concepto que cada quien tenga de la amistad. Contradecir, aunque sea un poco al mítico escritor, es temerario en el argot periodístico, porque Carrascal lo externó con profundo pragmatismo, al decirle frente a frente, en su momento, a José María Aznar: "usted y yo no podemos ser amigos; si lo somos, usted es un mal político y yo un mal periodista. Cumplimos funciones diferentes".

¿Acaso lo dijo por su conocimiento amplio de la clase política? ¿Quizá porque se conocía muy bien a sí mismo? Pienso que mayormente por la primera opción.

¿A la baja el concepto de la amistad?

En la actualidad escuchamos diálogos, de manera muy recurrente, entre la clase política y el sector periodístico. ¿Cómo estás, amigo?, nos hemos llegado a decir mutuamente, aunque esa "amistad" sólo dure mientras el comunicador sirva a los intereses del político o, incluso, viceversa.

"Amistad que no se refleja en la nómina no es una verdadera amistad", hemos escuchado comentar entre broma y en serio a algunos compañeros del gremio. De igual forma, aquella máxima del ex presidente José López Portillo de "no pago para que me peguen", la cual sigue siendo una constante.

La función de un medio

Para entender la misión y la función de un medio de comunicación en la actualidad hay que verlo por dos vías. Lo primero es entender que cualquier medio de comunicación –impreso, radio, televisión o Internet– es una empresa. Son hombres y mujeres de negocios que invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo para emprender un negocio que genera empleos, pagan impuestos y que requieren de inversionistas para poder subsistir, consolidarse y después obtener ganancias. Si no hay ingresos, el medio va a tronar, pero eso depende de muchos factores.

La otra parte (después de contratar personal, equipamiento y rentar o comprar oficinas) es trabajar profesionalmente en los contenidos, desde la línea editorial hasta los diversos productos informativos que se puedan ofrecer a los auditorios; hay medios que se diversifican y se convierten en multiplataformas, y otros que se quedan en sus productos originales y se rezagan.

Los medios deben contar, en un escenario ideal, con contenidos tales como noticias, cultura-educación y entretenimiento en general, que les reditúe lectores, radioescuchas, televidentes, suscriptores, likes, followers e interacción en redes, en general. Además, debe tener las ventas necesarias para, primero, llegar al punto de equilibrio, financieramente hablando, y después obtener ganancias lícitas.

Lo ideal es que los ingresos de un medio de comunicación dependan en un 70 u 80 % de la iniciativa privada, y el resto, de la función pública, gobiernos o los diversos poderes.

¿Entender a "periodicazos"?

Pero… ¿qué sucede en la mente o en la percepción que tienen algunos funcionarios públicos respecto al trato por parte de los medios de comunicación? ¿Por qué dan entrevistas, destinan más inversión o hasta mejor atención a quienes más les señalan y los ponen en el banquillo de los acusados, aunque sea sin fundamentos? Debo decir que señalar, criticar y desenmascarar a un funcionario corrupto es periodística y éticamente plausible, pero con notas sustentadas, con argumentos; de esos reportajes donde incluso –por ley– invitas al señalado a dar su contraparte, con todo el derecho a defenderse de los señalamientos.

"Hay que agendar entrevista con los que nos traten bien, pero con aquel no, porque es muy cabrón", son algunas de las expresiones cotidianas que se dejan escuchar en los pasillos de las oficinas gubernamentales, al referirse a medios o a periodistas de línea dura.

Tanto los medios de comunicación debemos dejar atrás esas prácticas de "si no inviertes entonces te madreo", como los funcionarios deben dejar de tratar de "comprar" la línea editorial de los medios.

Así como en la clase política, también hay muchas prácticas deshonestas en algunos medios, aunque debo reconocer que la mayoría cuenta con una reputación de primera.

Yo manifiesto mi más profundo respeto a la mayoría de los comunicadores en Michoacán, sobre todo al gremio femenino, que en mi experiencia se las ha visto más difíciles y con más trabas, aún así, se conducen con gran profesionalismo.

En el periodismo debemos trabajar para consolidar nuestros auditorios, con contenidos de calidad y de investigación; mientras que los gobiernos, o clientes institucionales, deben trabajar intensamente a favor de la ciudadanía y pagar puntualmente a los medios de comunicación, la pauta contratada, los convenios establecidos.

Regresando a la polémica de si un político y un periodista pueden ser amigos, creo que sí, mientras exista un profundo respeto personal y profesional, sin simulaciones.

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