Según una encuesta que realizó VISA a nivel mundial a finales de la década pasada el principal miedo que existía entre los usuarios de servicios financieros era que les robaran sus datos y en consecuencia su dinero y en este 2016 lo sigue siendo. La seguridad bancaria es el principal punto débil de las instituciones ya que es un tema en el que, por muchas medidas preventivas que tengan siempre el eslabón más débil será el propio cliente.
No importa que ahora las tarjetas tengan chip o que cuando usas un cajero automático antes de pedirte que pongas tu NIP te confirme el nombre al cuál se encuentra la tarjeta; si el cliente anota NIP atrás de la propia tarjeta "para que no se le olvide" todos los sistemas de seguridad no sirven para nada. Si el cliente es capaz de prestarle su plástico a un desconocido "para que le limpie la banda" o le ayude a hacer su operación cualquier tipo de protocolo de prevención de fraudes termina siendo obsoleto.
Para los bancos, lo malo de todo esto es que, cuando algún cliente es objeto de fraude, clonación, phising o cualquier otro tipo de estafa dado que el impacto en el patrimonio del cliente es su propia culpa éste se queda con la idea de que el banco es un desgraciado ratero que no le quiso regresar su dinero aún y cuando el banco no tuvo nada que ver. Esto genera que el cliente se sienta defraudado no por el criminal, sino por el banco por lo que decide cambiar de institución y termina hablando pestes de ellos. Al final de todo, el propio error de usuario genera que el banco pierda un cliente y que le genere una mala publicidad.
La postura de los bancos podría ser la de afirmar que ellos están cumpliendo con su obligación de ofrecer sistemas de seguridad eficientes y que si el cliente terminó robado o defraudado fue por menso en no cuidar sus contraseñas o no andar prestando su tarjeta o compartir información por internet. La realidad es que esta postura sólo genera más clientes defraudados y más pérdidas de clientes para los bancos.
Mejor, los bancos han decidido proteger a sus clientes e incluso protegerlos de ellos mismos y sus "mensadas" y para esto la tecnología se ha vuelto un aliado importantísimo. Un cliente puede mentir, puede ser olvidadizo, puede ser ingenuo o incluso puede ser ignorante de la cultura de prevención financiera, es decir, puede ser un simple humano; así que lo único que no miente es su cuerpo por lo que las instituciones financieras han comenzado a realizar inversiones bastante importantes en sistemas de seguridad conocidos como "Biométricos".
Por ejemplo, hay un banco español que, si deseas realizar una operación por teléfono, ya no te pide NIP sino que te solicita que simplemente repitas una frase y realiza un análisis de tu voz para comprobar que seas tú. Esto lo hacen ya que dicen los conocedores que la voz es como la huella digital, extremadamente complicada de clonar, al menos no por cualquier mortal. Otro ejemplo de lo anterior es otro banco español que se encuentra en un proceso de renovación de todos sus cajero automáticos y probablemente no te hayas fijado pero todos estos nuevos cajeros cuentan con lector de huella digital que si bien todavía no lo han puesto en funcionamiento, ya que terminen su programa de renovación implementarán este mecanismo.
En otros países, ya existen procedimientos mediante los cuales el cliente se identifica por ejemplo con el iris de los ojos o incluso las aplicaciones móviles bancarias usan el lector de huella digital de los celulares para identificar a sus clientes.
Evidentemente ese avance en seguridad será gradual y algunos países van bastante más adelantados que nosotros pero llegará el momento en que los NIP o los token serán cosa del pasado y el control biométrico será el estándar en seguridad bancaria. Esto disminuirá dramáticamente los casos de clonación de tarjetas, phising y demás esquemas de fraude bancario.
Claro que es imposible eliminarlos por completo porque los delincuentes encontrarán nuevas maneras de engañar a los incautos pero mientras los clientes tengan las precauciones básicas y NUNCA pierdan de vista sus tarjetas ni compartan información privada por internet o con extraños serán cada vez menos los casos de clientes engañados.
Mientras llega este futuro que se encuentra ya bastante cerca mantente alerta y cuida tú mismo tu cuenta y tu tarjeta para que no vayas a salir raspado y cuando el banco no te quiera regresar la lana porque fue tu propia culpa no vayas a decir que todos los bancos son unos gachos.
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