Llevamos ya bastantes años con tasas de interés bajas; aún y cuando el Banco de México ha comenzado a regularizarlas seguimos aún teniendo condiciones financieras favorables para los distintos tipos de líneas de crédito disponibles en todas las instituciones. De la mano de estas tasas bajas viene la flexibilidad de los bancos para autorizar los créditos; en ocasiones con que seas cliente te lo pre-autorizan. Si no eres cliente, algunos de ellos ni comprobantes de ingresos te piden, con que lleves tus estados de cuenta de los últimos 3 meses es suficiente para acceder a una tarjeta o a un crédito personal.
Evidentemente esta disponibilidad de financiamientos es un arma de 2 filos ya que aquellos que no cuenten con la disciplina pueden caer en niveles de endeudamiento muy complejos que ponen en riesgo su patrimonio y su salud.
Pero aun así, es tanta la competencia que hay entre los bancos, las financieras, las Sofomes y el resto de las figuras que pueden otorgar préstamos que algunas de ellas están dispuestas a correr riesgos que hace algunos años hubiesen sido inconcebibles.
Es aquí donde algunas SOFOMES decidieron comenzar a otorgar préstamos a aquellas personas que, de manera tradicional, jamás podrían obtener un crédito bancario. Me refiero a los viejitos jubilados. Si, como lo oyes, existen financieras que le prestan a las personas hasta la edad de 81 años.
El análisis de riesgo en automático descarta a este tipo de clientes por razones muy sencillas: la mayoría de ellos tienen ingresos muy reducidos por lo que siempre preferirán comprar comida o medicinas que pagar una mensualidad de un crédito por lo que el riesgo de que caigan en cartera vencida es muy alto. Otro riesgo es que, a partir de cierta edad, puedan enfermar gravemente o incluso morir lo que generaría un riesgo en la recuperación del crédito, incluso, si cuentan con un seguro que cubra la deuda, el negocio de la financiera no es la deuda sino los intereses que cobran por esa deuda y si no hay intereses, no hay negocio.
Con todo y lo anterior, dichas instituciones auxiliares de crédito se avientan el trompo con tal de obtener como clientes a una parte de ese 7.5% de la población mexicana que se encuentra catalogada como Adulto Mayor y que en los próximos años se incrementará de manera importante.
Pero no se confundan, si las financieras están dispuestas a correr esos riesgos tan altos es porque buscan compensarlo de alguna manera para que la idea siga siendo negocio. Por esto los créditos para los adultos mayores tienen unas condiciones bastante leoninas como son:
• Tasas de interés anuales bastante elevadas que incluso superan el 80%.
• Comisiones por todo: por apertura, por pago anticipado, por estudio de crédito, etc.
• Generalmente este tipo de créditos obligan a los clientes a contratar 2 seguros: uno de vida que cubra la deuda y del cual el beneficiario será la financiera y otro de gastos médicos que cubra las mensualidades en caso de que el cliente enferme.
• Lo anterior eleva el CAT de estos créditos por encima del 100% anual!!! Lo que implica que el acreditado podría pagar, en un año, más del doble de lo que le prestaron.
• Generalmente este tipo de créditos son a corto plazo (máximo 24 meses) y por montos pequeños no mayores a los 150 mil pesos.
Claro que para poder prestarle a un viejito deben estar seguros que tiene para pagar por lo que el adulto mayor deberá estar pensionado y el cobro se realizará directamente a la pensión para evitar que el cliente se lo gaste en otras cosas y después no tenga para pagar.
Si bien este tipo de créditos le permite acceder a financiamiento a un segmento de la población que por naturaleza ya no era sujeto de crédito, es muy importante que los abuelitos tenga mucho cuidado de lo que están solicitando y vean si realmente lo pueden pagar porque de lo contrario, a la vuelta de algunos meses, se puede convertir en una pesadilla y a esas alturas del partido ya no están para sustos y ni preocupaciones así.
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