Las instituciones son sagradas

Las instituciones son sagradas

La convivencia de los seres inteligentes y libres se rige por leyes e instituciones, son sagradas para todos, inviolables.

Uso la palabra "sagradas" en sentido figurado, de entes muy importantes y queridos para la nación.

La Toma de la Cámara de diputados por profes, que no son maestros dedicados a la educación de los menores, es un atentado contra una gran institución nacional.

La toman unos  profes que dan pésimos resultados en educación, la tienen en emergencia. No les importa la educación de los chicos.

No es un grupo que tengan autoridad moral para exigir derechos si no cumplen sus obligaciones, si nos atenemos a sus actos vandálicos y discurso falaz.

Por sentido común, por el inviolable valor de las instituciones mexicanas, el hecho reviste particular gravedad.

Causa indignación ver estos delitos contra la patria y que la autoridad no intervenga, con la política de laisser faire, laissez passer. Y todavía pretenden hacer creer que aplican la ley.

Nuestra historia es una mezcla de gracia y de pecado, de bien y de mal. Por lo demás, es la condición de la humanidad.

El hombre no es Dios, está infectado de pecado, su ser interior está resquebrajado, es el paradigma del pecado original, es capaz de lo mejor y de lo peor.

Esta realidad es también la condición del presidente y de los gobernantes, hacen el bien y hacen el mal, tienen éxitos y fracasos como se ve más claramente en Venezuela y en los gobiernos pasados de México. "ven la paja en el ojo ajeno y no ven la viga…"

La autoridad juró respetar y hacer respetar la ley. Este compromiso no se puede quedar sólo en palabras, se debe traducir en hechos.

La toma del Palacio Legislativo de San Lázaro reviste una importancia muy especial, es un recinto sagrado que exige respeto y custodia. Tomarla es una falta gravísima.

Si la autoridad no la hace respetar se hace responsable de este delito.

Los diputados como institución tienen un valor de símbolo para los mexicanos que amamos nuestra nación, atentar en contra es delito muy grave, equiparable al de lesa majestad. Es especialmente grave la omisión de los gobernantes en aplicar la ley. Las salidas retóricas, falaces son parte de la corrupción que el presidente afirma combatir.

El vandalismo de los profes tiene valor de ejemplo para los mexicanos, si los criminales quedan impunes con delitos tan graves, en ámbitos tan importantes cualquier criminal del pueblo se siente animado para cometer otros delitos, al fin no pasa nada.

¿El pueblo demócrata, que es el soberano está limpio de este pecado, no tiene nada que ver en estos delitos tan graves? ¿Basta con que critique visceralmente, que juzgue severamente a los gobernantes?

Tiene derecho a la crítica responsable y fundada de los crímenes, arbitrariedades, omisiones del Estado. Esto no es lo mismo que las expresiones soeces, irresponsables, ligeras que aparecen en las Redes.

Además, la crítica implica el compromiso personal en la construcción de México y la autocrítica.

Hay varias conclusiones que se desprenden: no podemos perder el respeto que debemos al presidente y a las autoridades, ni a las personas ni a las instituciones.

Debemos estar en el problema, en la jugada. No podemos dejar la construcción de un futuro sin corrupción a los demás, a la clase dirigente del gobierno y el dinero.

El primer paso para vencer nuestras corrupciones y avanzar hacia una vida digna se dará cuando el pueblo se asuma con artífice de su historia.

El México sin corrupción empieza en el corazón de cada mexicano.

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