Libre expresión…

Libre expresión…

Libertad de prensa…

"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo"… Voltaire. (1694 – 1778.) Filósofo y escritor francés.

No comparto la idea de celebrar la Libertad de Expresión un 7 de junio, como marca la rutina mexicana, por el lamentable origen que tuvo en 1951, cuando era Presidente de México, Miguel Alemán Valdés.

Desde el primer banquete que tuvo lugar en el restaurante "Grillón" de la Ciudad de México, los empresarios de la prensa convocaron al Ejecutivo Federal para agradecerle que hiciera posible la libertad de expresión, justo cuando la impresión de los periódicos dependía de la decisión gubernamental de proveer o no el papel.

Con este antecedente, empresarios de la información y el poder en turno, acordaron celebrar el primer aniversario un año después, con el que nació la celebración por la "Libertad de Prensa".
El recuento de tan vergonzosos festejos llenos de lisonjas, discursos hipócritas apelando a libertades que todavía no se conquistaban y entre el derroche de alimentos y bebidas, lo hace detalladamente Rafael Rodríguez Castañeda, en su libro Prensa Vendida.
A manera de entender lo contradictorio de semejante celebración, retomaré los títulos de los capítulos del libro en mención, que con una sola frase, describe cómo se vivieron los festejos por la Libertad de Prensa, derecho fundamental, que "otorgaba" en ese entonces, el Presidente:
Miguel Alemán. Gracias, Señor Presidente.

Adolfo Ruiz Cortines. A sus órdenes, Señor Presidente.
Adolfo López Mateos. Como usted diga, Señor Presidente.
Gustavo Díaz Ordaz. Hasta la ignominia, Señor Presidente.
Luis Echeverría. Estamos con usted, Señor Presidente.
José López Potillo. ¡Bravo!, Señor Presidente.
Miguel de la Madrid. Nos aguantamos, Señor Presidente.
Carlos Salinas de Gortari. Nos modernizamos, Señor Presidente.

Recuerdo que desde que llegó Lázaro Cárdenas Batel al gobierno de Michoacán, por ser perredista, imaginé que se abría una posibilidad para que, por lo menos en Michoacán, la Libertad de Expresión, se conmemorara otro día, por ejemplo, el 3 de mayo, que desde 1993 fue así proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. Pero no, sorprendentemente el festejo siguió igual, un 7 de junio, preponderantemente con carnitas, cervezas, algo de música y la clásica rifa.

Después llegó otro perredista, Leonel Godoy Rangel y tampoco hizo nada al respecto. Aunque amagó y convocó a un grupo de periodistas a plantear una propuesta para conmemorar la Libertad de Expresión en otra fecha y de otra manera, optó por la fácil y recurrió a las clásicas comidas y rifas.

Evidentemente algunas cosas han cambiado desde su origen. Primero fueron los directores de medios quienes convocaban y agradecían, ahora son los gobernantes quienes convocan, agradecen y comprometen el irrestricto respeto al trabajo periodístico.

Este año, afortunadamente se abrió una posibilidad de cambiar la fecha al 3 de mayo; la propuesta la puso a consideración del gremio la actual coordinadora de Comunicación Social del gobierno estatal, Julieta López Bautista, lamentablemente no la respaldó en su discurso el Ejecutivo Silvano Aureoles, pero la oportunidad está vigente.

Sería extraordinario que a la par, terminara también la entrega de regalos a través de rifas. Para empezar, no encuentro razón por la cual algún poder gubernamental tenga que festejar de esa manera a los periodistas; a lo más y permitiendo que participen de la conmemoración, podrían retomar el concurso para elegir los mejores trabajos periodísticos a través de un jurado integrado, por ejemplo, por profesores de la UNAM. Que se entreguen reconocimientos a los ganadores y en todo caso, un desayuno, como sucedió alguna vez en la era Víctor Manuel Tinoco Rubí.

Estoy convencido que la Libertad de Expresión es una conquista de la sociedad en general y claro, de los periodistas, que por cierto no ha terminado. Los compañeros muertos, desaparecidos, agredidos, despedidos y un largo etcétera, sin que haya consecuencias para los responsables, hacen evidente que falta mucho por hacer.

Así que más allá de un desayuno y 70 regalos en la rifa, sería mejor una Ley del Periodista que vigile y haga valer sus derechos y establezca mecanismos de protección y defensa, petición y propuesta que por cierto, un grupo de periodistas entregamos desde la anterior legislatura y permanece congelada.

En fin, ya veremos si el gobierno que encabeza Silvano Aureoles se atreve a irrumpir tan lamentable rutina o mejor aún, si los periodistas somos capaces de estructurar un acto conmemorativo, un concurso, una conferencia o una simple reunión donde podamos conmemorar a la Libertad de Expresión.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
cmongem@hotmail.com

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