Madres, ricas y pobres

Madres, ricas y pobres

Las cosas de pobre, son pobres cosas y las cosas de rico son ricas cosas, esta es la regla que gobierna sus vidas.

Una madre pobre es la pintura de una mujer con hijos; es la mujer que en verdad es un retrato inmutable, porque la ropa que lleva es la ropa de siempre, desgastada, roída, remendada; es la mujer que se engaña a sí misma al pensar que por obra y gracia de la exclusiva suerte, en el mañana su destino será distinto, pero que se levanta para ver el mismo cuarto despintado, las mismas cortinas rotas y la mesa con poco o ningún alimento.

Una madre pobre, siempre tiene las aspiraciones personales embargadas, porque su vida y una moneda que ahorra no es para ella, es para dar un poco de fantasía y de felicidad a sus hijos pobres; para una mujer pobre, quitarse el pan de la boca para dárselo a sus hijos, no es una metáfora, es el cruel rostro de la miseria real.

Una madre pobre ha dejado de ser "mujer" y se convierte en una extensión marchita de los hijos, de esos mismos hijos en los cuales deposita la fe completa para que el día de mañana la protejan y la apoyen en la vejez; pero que por desgracia, en esa misma vejez, los hijos la vuelven a mirar como la madre criada, como la criada madre, hasta el final.

Una madre pobre sufre todos los días, porque ve a sus hijos pobres, con su misma pobreza.

Para una madre pobre, el día de la madre es un día en el cual el trabajo es mayor, porque trabaja más para otros o porque trabaja más para "festejarse"

Una madre pobre puede no ser siempre una madre pobre, pero si deja de ser pobre, siempre, siempre habrá millones y millones de madres que ocupen su lugar en la pobreza.

Una madre rica es la prosa de los festejos por los hijos que llegan, la disputa por las modificaciones de la estancia del recién nacido, los caprichos etiquetados con marcas en la ropa de maternidad, los regalos ostentosos, la diatriba por identificar el hospital más "nice" los "baby shower" convertidos en hogueras de competencia por riquezas y posesiones.

Una madre rica se convierte en un eufemismo de la abundancia ofensiva, en una pretensión siempre insatisfecha por el tono de sus cabellos.

Una madre rica, en verdad nunca deja de ser "mujer", de hecho, siempre será la "mujer" que se mira a sí misma todos los días al espejo, con la esperanza de que el tiempo no deje huella en la comisura de sus labios o de que la cosmetología encuentre el secreto para la conservación de su belleza.

Una madre rica, vive con la certeza de que en la vejez no estará sola, porque siempre existirá alguien interesado en su bienestar.

Una madre rica, aunque ella no quiera, es festejada como madre, estará llena de halagos, y poco antes de dormir, quizá espere que el próximo festejo sea más a su gusto y condición.

Una madre rica puede dejar de ser rica, pero muy, muy pocas otras madres pobres podrán ocupar el lugar de su riqueza.

Una madre pobre casi siempre mirará a la madre rica como una aspiración, una madre rica casi siempre mirará a la madre pobre con desprecio.

Ambas, la madre pobre y la madre rica son madres y quizá ambas tengan con sus hijos sentimientos similares; pero sus vidas son injustamente diferentes, por eso escribo para todas las madres, pero en especial para las madres pobres, feliz día.

jcms

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