Ciudad de México (MiMorelia.com).- Las altas concentraciones y el uso inadecuado de los bloqueadores solares o filtros ultravioleta (UV) alteran los ecosistemas marinos y gradualmente podrían afectar la salud de las personas, señaló Gabriela Rodríguez Fuentes, investigadora de la Facultad de Química (FQ) de la Unidad Académica de Ciencias y Tecnología de la UNAM en Yucatán.
Ligados a la actividad turística, estos productos de cuidado personal pueden ser de naturaleza orgánica e inorgánica. Los primeros, de tipo aromático, funcionan como una pantalla solar que absorbe la energía de la radiación UV; los segundos, hechos de nanopartículas de zinc y titanio, permiten que la radiación rebote.
"Sin importar su presentación (gel, spray o crema), se ha reportado la capacidad de penetrar la piel y bioacumularse en órganos de consistencia grasosa", detalló la universitaria.
La oxibenzona, el octil salicilato y el octinoxato, componentes de los orgánicos, perturban el sistema endocrino de algunos peces y producen blanqueamiento de los corales. Además, se ha documentado su presencia en la leche materna y la orina de los humanos.
Aunque no se han encontrado implicaciones consistentes y directas en la salud de las personas, se estudia una posible interacción; mientras tanto, la preocupación real se enfoca en dos planos: las quemaduras frecuentes por el mal uso y la relación significativa Sol-cáncer.