Me amarró, me violó: el drama de la violencia intrafamiliar

El hecho de que una víctima permanezca durante muchos años junto a su agresor, como le sucedió a Alicia, no implica que sea culpable (Foto: Archivo)
El hecho de que una víctima permanezca durante muchos años junto a su agresor, como le sucedió a Alicia, no implica que sea culpable (Foto: Archivo)

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com/Redacción).-  —Cuando oyó que lo dejaría me pegó en la cara. Me tomó del pelo y me arrastró por la calle. Más tarde, en casa, me violó. Escapé y llegué con una tía que vivía cerca. Toda mi familia supo lo que ocurría. En lugar de ayudarme, me mandaron de regreso con él.

El párrafo anterior grafica casi completamente lo que vivió Alicia durante cerca de cinco años: la violencia, el maltrato, la indiferencia.

—Esa vez, la única que me ofreció ayuda fue la señora del aseo.
No sirvió.
—Me amenazó con secuestrarme. Como decía que estaba con el crimen organizado, le creí. Una vez me dijo que me iba a dar dinero para nuestro hijo, pero en su casa me amarró. Me quitó el celular, tomó una jeringa que, según él, contenía droga, que con eso no me podría mover… Antes de dejarme ir me obligó a tener sexo.

A su historia hay que agregar también la ineficiencia de las instituciones encargadas de protegerla. Sucedió que puso una denuncia, pero pasó lo impensado: la confrontaron con su agresor.

—Lo sentaron ante mí para que yo repitiera la historia completa. Yo estaba muerta de miedo… Nadie de mi familia me acompañó. Mi agresor negó todo, y entre gritos y amenazas se negó a firmar el acta y, simplemente, se fue.

Eso fue todo lo que la justicia estatal hizo aquella vez.

Hoy Alicia vive con las secuelas de esa historia, que le ocurrió cuando tenía alrededor de 20 años.

—Miro atrás y me cuesta creer que fui yo quien vivió eso. Siento que me quedaron secuelas. Si mi pareja bebe un poco, aún de forma inocente, lloro sin consuelo. Si vamos a un motel, siento la misma incomodidad que aquella vez que… Me parece que cada cierto tiempo sufro una regresión.
La historia de Alicia, que incluye un paso obligado por un motel, puede ser más dramática.

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El hecho de que una víctima permanezca durante muchos años junto a su agresor, como le sucedió a Alicia, no implica que sea culpable. Las relaciones destructivas de ese tipo son tan frecuentes que la Psicología tiene varias teorías y denominaciones: "ciclo de la violencia conyugal", "desesperanza aprendida", "síndrome de adaptación paradójica a la violencia", "desorden por estrés postraumático"…

Sucede que a veces, simplemente, el tema se escapa de las manos y nadie puede comprender del todo lo que ocurre.

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"El objetivo de la violencia patrimonial y económica es restringir el manejo del dinero y los bienes patrimoniales de las mujeres", indica la campaña Únete Contra la Violencia a las Mujeres, patrocinada por la ex Procuraduría General de la República, "aspectos fundamentales que garantizan su autonomía para la toma de decisiones".

—Vivíamos en un cuarto que pagaba mi madre. Él no aportaba nada: solo se compraba ropa, drogas y alcohol. Si se nos terminaba el dinero, él se iba a comer a la casa de su madre. Yo solo comía un pan, un mango, lo que hubiera. Llegué a pesar 40 kilos.

Poco después, dice Alicia, ocurrió algo que la obligaría a permanecer más tiempo con él: se embarazó. Las cosas no mejoraron.

—Mi embarazo fue producto de todo ese proceso de separarnos, reconciliarnos… y de sus chantajes. Tuve que dejar la universidad y vivimos juntos en casa de mi madre. Él no cambió. Una vez llegó completamente cortado, y para llamar mi atención manchó todas las paredes de sangre… Era el tipo de cosas que hacía.
Más tarde, asegura, la responsabilidad con el hijo de ambos fue inexistente.
—Una vez mi hijo cayó y se golpeó la cabeza. Él me dijo que no me daría nada de dinero ni lo llevaría al doctor, que era mi responsabilidad cuidar al niño… Mi hijo vomitó y se durmió, y me asusté. Salí cargándolo, sola, de noche, sin encontrar ningún doctor ni farmacia, sin un peso en el bolsillo… Fue entonces que decidí no vivir más con él.

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(Foto: Pixaby)
(Foto: Pixaby)

El artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, de las Naciones Unidas, considera violencia contra las mujeres a "todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico".
La norma –aspecto no menor– incluye también las amenazas de tales actos.
Los malos tratos pueden ser psíquicos, físicos, sexuales o incluso económicos. Pero existen muchos mitos derivados de la ignorancia individual e institucional respecto del tema. El Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España señala varios de esos prejuicios:
"Solo en las familias con 'problemas' hay violencia". "Hombres adictos a drogas como el alcohol, parados y con estrés en su trabajo son violentos". "La violencia en casa es asunto de la familia y no debe difundirse". "La violencia sólo existe en familias pobres". "La violencia la sufren un tipo concreto de mujeres", y el clásico "a mí no me pasaría"…
La realidad es que muchas mujeres sufren abuso sin siquiera saberlo.

mil 497 denuncias por lesiones a mujeres hasta mayo de 2019 en Michoacán

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—Varias veces quiso robarse a mi hijo. Una vez llegó y le dije que se estaba bañando. Él entró, cubrió a mi hijo desnudo con una toalla y quiso llevárselo. Cerré la puerta con llave e intentó aventarse por el balcón con nuestro hijo en brazos.
Otra vez, dice, ocurrió lo del motel.
—Nos llevó a mi hijo y a mí, y nos dijo que nos mataría y que después se mataría él. Traté de escapar. Me quitó la ropa y me lanzó al piso. Mi hijo (tenía tres años) intentó defenderme y comenzó a pegarle a su padre. Yo le dije a mi hijo: "así no, mira, así es como se le pega". Lo golpeé en la cara con fuerza… Solo entonces él pareció comprender lo que hacía, comenzó a llorar, nos pidió perdón, nos llevó a la casa y nos dejó en paz.
En ocasiones la obligaba a tener relaciones.
—Las pocas veces que me dio dinero para el niño me pedía sexo. En rigor, me pagaba por sexo… Esa vez que amenazó con inyectarme, también me exigió sexo.
La incomprensión de sus supuestos defensores, asegura, se repitió.
—Cuando se lo conté a mi abogado le dio mucho gusto: habría, dijo, más argumentos a mi favor…
Poco después ocurrió lo que la hizo decidir por primera vez no vivir más con él.
—Estaba en casa con mi hijo, y me llamó drogadísimo. Sentí pasos en la azotea y supe que había entrado. Llamé a la policía y me encerré en un cuarto. Al llegar la policía, yo aún estaba encerrada con llave en el dormitorio. Sin saber qué pasaba afuera, abrí y sentí el sonido del seguro del arma… Los policías, sin saber que era yo, me estaban apuntando directamente.
La historia no acaba ahí.

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En México, el Informe Ejecutivo de la Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres: Un reto para la salud pública en México, elaborado por la Secretaría de Salud, establece que entre las lesiones más recurrentes sufridas por mujeres víctimas de maltrato están quemaduras, pérdida de dientes, fracturas, sangrado vaginal o anal, dolores en el cuerpo y moretones.
En cuanto a las secuelas psicológicas, el informe indica que en el caso de las mujeres con malestar emocional se comprobó una relación directa con la violencia de pareja, y que los hombres que consumen alcohol provocan tres veces más casos de violencia de pareja que los que no consumen.
Finalmente, el 6.9% de las mujeres entrevistadas reportaron que se han visto en la necesidad de cambiar de trabajo, y una de cada 20 ha perdido su empleo alguna vez como consecuencia de la violencia sufrida.
Otro efecto es el ausentismo laboral: una de cada 10 mujeres maltratadas dijo haber faltado a su trabajo como consecuencia directa de la violencia.

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—Los policías lo encontraron escondido en el closet del cuarto en donde dormía mi hijo —continúa Alicia—. Cuando intentaron llevárselo comenzó un forcejeo, porque él tenía una pistola (que resultó ser de juguete) que asustó a los policías. Uno de ellos soltó un disparo que rebotó en la pared… Mi hijo estaba ahí cuando sucedió todo eso.
Tras esa vez se lo llevaron, pero al día siguiente lo soltaron de nuevo. Al poco tiempo lo capturaron otra vez, ahora por traficar drogas.

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En junio de 2016, Michoacán se convirtió en el cuarto estado que decretó una Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), que desde entonces comenzó a regir en 14 municipios: Apatzingán, Hidalgo, Huetamo, La Piedad, Lázaro Cárdenas, Los Reyes, Maravatío, Morelia, Pátzcuaro, Sahuayo, Tacámbaro, Uruapan, Zamora y Zitácuaro.
El motivo: generar formalmente acciones de emergencia destinadas a minimizar el impacto de la violencia feminicida y garantizar la seguridad de mujeres y niñas.

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—Mi madre habló con unos contactos en el gobierno del estado y le dieron nueve meses de cárcel —sigue Alicia—. Cuando salió, yo tenía otro novio y no me asusté. Dos veces fuimos con mi hijo a la cárcel a visitarlo… Hoy mi hijo tiene 17 y le impido ver a su padre, por lo que no me habla. Para él, siempre fui la bruja que lo separó de su padre.
Además de su hijo, afirma, muchos elementos del sistema de justicia, especialmente mujeres, se aliaron con su agresor.
—Cuando estaba en la cárcel, las trabajadoras sociales me decían que era mi obligación moral llevarle a mi hijo, porque él estaba muy triste y arrepentido. También les pareció muy mal que yo viviera con otra pareja… Les pareció peor mi nueva relación de pareja que el hecho de que mi ex me golpeara y me violara.

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En Michoacán, solo entre enero y mayo de este año, la Secretaría de Seguridad Pública recibió mil 497 denuncias por lesiones dolosas a mujeres. La cifra ubica a la entidad en el cuarto lugar más peligroso del país para las mujeres debido a la violencia.
Los casos de homicidio doloso, en tanto, llegaron a 55, el octavo lugar nacional.
Pero Michoacán es también uno de los estados con más llamadas de emergencia relacionadas con incidentes por violencia contra las mujeres, concepto definido en el Catálogo Nacional de Incidentes de Emergencia como "todo acto violento que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos". El estado sufrió 2 mil 688 casos entre enero y mayo de 2019, los que lo ubican en el decimoprimer lugar nacional.
Finalmente, las denuncias por violencia intrafamiliar en Michoacán durante el mismo periodo llegaron a mil 682.

55 homicidios dolosos se registraron en el mismo periodo

Este medio se comunicó con la secretaria de la Mujer, Nuria Hernández Abarca. Sin embargo, la autoridad omitió hacer comentarios.

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—Alicia, a la distancia, ¿sientes alguna culpa?
—Siento que lo debí haber terminado. Hubo señales desde el principio, pero yo no las supe ver.
El hecho de sentir culpas por algo de lo que se fue víctima también es más recurrente de lo que se cree. Sabina Deza, psicóloga y consultora en temas de género, violencia y familia, entrega más luces en su estudio ¿Por qué las mujeres permanecen en relaciones de violencia?

2 mil 688 llamadas de emergencia por violencia contra mujeres

"(…) La víctima percibe las relaciones como amor romántico inculcado a niñas, adolescentes y mujeres en general", dice. "Desde las telenovelas, pasando por novelas rosas, encontramos la estructura: conquista, amor deslumbrante, apasionada entrega interrumpida por terribles desencuentros, malentendidos, obstáculos de todo tipo, impedimentos gravísimos y, después de grandes sacrificios y transformaciones, todo se aclara y se encamina a una gloriosa felicidad".
Ese factor, señala, sin duda explicaría en parte la recurrencia del problema, y especialmente las bajas tasas de denuncias en algunos casos.
En diciembre del año anterior, la secretaria de la Mujer, Nuria Hernández Abarca, admitió que una tarea pendiente era disminuir la cifra no denunciada de delitos sexuales o maltratos de género para atender más eficazmente a las víctimas. A juzgar por esas cifras, abiertas y ocultas, en el Michoacán de hoy, entre el sueño de novelas rosas y una gloriosa felicidad, miles de mujeres –muchas de ellas más cercanas a lo que creemos– son día a día la Alicia de esta historia.

mil 682 denuncias por violencia intrafamiliar

CÓMO PROCEDER

El artículo 322 del Código Familiar de Michoacán establece que "la persona que sufra de violencia familiar podrá acudir ante la autoridad judicial en forma verbal o escrita a solicitar se decreten medidas cautelares".

En tanto, el 323 señala que "el Ministerio Público, la Procuraduría para la Defensa del Menor y la Familia Michoacana, los directores y encargados de los servicios asistenciales sociales, educativos o de salud, públicos o privados, o cualquier servidor público que por razón de su encargo tenga conocimiento de la comisión de violencia familiar que afecte a menores de edad (…) lo harán del conocimiento del juez".

Finalmente, el artículo 324 indica que "ante violencia familiar el juez deberá decretar (…) la salida del agresor del domicilio donde habite el grupo familiar; prohibir al agresor ir a (…) cualquier lugar que frecuenten; prohibir al agresor se acerque a los agraviados a la distancia que el propio juez considere pertinente, y fijar el monto de los alimentos que deban cubrirse en favor del o los agraviados a cargo del agresor, en caso de que proceda".

CA

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