Militarización de la vacuna

Militarización de la vacuna

2020 ha sido un año especialmente difícil, y 2021 tendrá sus propias implicaciones; la existencia de una vacuna contra el Covid-19 nos llena de esperanza a la humanidad, pero también nos genera cierta incertidumbre. ¿Será efectiva?, ¿tendrá efectos secundarios?, ¿seremos los primeros?, ¿cómo o quién nos aplicará la vacuna?, ¿alcanzará para todos?, ¿se puede comprar con empresas privadas?, ¿cuál es el plan del gobierno para la dispersión y aplicación?

A ciencia cierta, poco sabemos del tema, lo que nos han dicho es que la Secretaría de Salud federal ya compró a la farmacéutica estadounidense Pfizer 34.4 millones de vacunas, y que en este mes llegarán las primeras 250 mil dosis para el arranque de la vacunación, con prioridad para el personal de salud que está en la primera línea de atención, y los primeros estados donde se aplicará la vacuna serán la Ciudad de México y Coahuila.

Hace una semana las autoridades federales dieron a conocer las etapas de aplicación de la vacuna. Y también informaron que los militares y elementos de la Marina serán los encargados de distribuir y aplicar la vacuna contra Covid-19 a la población de nuestro país. Y aquí quiero detenerme, en analizar la participación del Ejército en esta nueva encomienda.

De acuerdo con las autoridades federales, la participación del Ejército es en razón de que las vacunas contra el coronavirus representan un asunto de seguridad nacional. Serán nuevamente los militares quienes asuman esa tarea; claro, sumadas a las otras obras que ya trabajan, como el aeropuerto, bancos del Bienestar y Tren Maya.

A inicios del presente mes la Interpol hizo una advertencia al gobierno, alertó que las vacunas serán un objetivo prioritario de la delincuencia organizada a escala mundial. Por ello los militares, además de distribuir y aplicar la vacuna, custodiarán los locales en los que se almacenarán las dosis y ayudarán al transporte por las vías terrestre y aérea hasta los lugares más alejados del país. El reto es de proporciones inimaginables, y nadie garantiza que el plan sea un éxito.

El día de ayer, los gobernadores de la Alianza Federalista, de la cual forma parte Michoacán, enviaron una carta al presidente en la cual le piden dos cosas: una reunión urgente para plantearle temas de seguridad, y le pidieron que se convocara a la brevedad al Consejo de Salubridad General, "que, en ejercicio de sus atribuciones, decida con transparencia y objetividad cómo y cuándo llegará la vacuna contra el Covid-19 a cada mexicano".

Claro que asiste la razón a los gobernadores; hay mucha preocupación, y no sólo en los estados de la Alianza Federalista, sino en todo el país. ¿Cómo van a garantizar la aplicación de las vacunas donde las fuerzas militares no puedan ingresar? Hay territorios muy violentos en el país. En Sinaloa, ¿será el Ejército quien toque a la puerta de Ovidio para aplicarle la vacuna? Y si alguna comunidad del país retiene un vehículo militar en exigencia de vacunas, ¿enfrentará al Ejército con el pueblo?

El presidente pidió en la mañanera de este jueves que la gente tuviera confianza en el plan de las autoridades federales para la distribución y aplicación de la vacuna. Quisiéramos confiar, pero cómo hacerlo, si nos dijeron que en un escenario "catastrófico" México no rebasaría las 60 mil muertes por Covid-19. Al día de hoy hemos rebasado los 115,000 decesos.

En las próximas semanas comenzará la aplicación de la vacuna, y será el Ejército. No sabemos cómo será el despliegue, y si en el camino habrá que pedirla o exigirla, lo cierto es que la militarización ya comenzó.

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