"No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena".
Martin Luther King
En septiembre de 2014 dedicaba la mayor parte de mi tiempo a la docencia, a la investigación y a devorar cuanta novela se me atravesara; hacía mucho que deseaba regalarme un espacio para mí y para mi familia; la actividad política había absorbido sin piedad mis últimos años: la presidencia del PRD, el trabajo para el Gobierno Legítimo con AMLO, la consulta por la defensa del petróleo, la precandidatura al gobierno, la candidatura al Senado de la República con AMLO, la responsabilidad de la campaña a la Presidencia de 2012 y la asamblea constitutiva de Morena en Michoacán; era tiempo de regresar a mi espacio natural: la universidad.
Me gusta dar clases en licenciatura; tenemos mucho que aprender de las y los jóvenes, de sus inquietudes, sus aspiraciones, sus temores, su algarabía a la hora del receso, sus primeros amores y también sus desamores, sus llegadas tarde a la clase, sus tareas incompletas, la ternura de sus relatos, su natural inteligencia, las confesiones sobre sus miedos y su desesperanza sobre el futuro.
Entre el 26 y el 27 de septiembre de ese año, en Iguala, desaparecieron a 43 jóvenes de la Normal Rural Isidro Burgos, de Ayotzinapa, todos pobres, todos con la fuerza y la rebelión que brinda naturalmente la juventud, igual que mis alumnos de licenciatura, por eso compartimos con ellos esos días la rabia, la desesperanza, la indignación por la barbarie, la impunidad y el cinismo del entonces procurador Jesús Murillo Karam y su "verdad histórica".
Salimos a protestar, colocamos en la Universidad lonas con los rostros de los jóvenes desaparecidos; mis alumnos sugirieron realizar actos públicos colocando 43 sillas vacías y pasando lista de sus nombres en señal de protesta; ya desde entonces se cuenta hasta el 43 en actos públicos exigiendo justicia y su aparición con vida.
Pero no todo era desesperanza, fuimos testigos del despliegue de una solidaridad planetaria pocas veces vista: manifestaciones en Europa, Latinoamérica, Asia y una gran respuesta en prácticamente todas las ciudades de Estados Unidos. Hacía tiempo que no se reunían tantas voluntades como entonces; suscribieron un documento más de 60 representantes de igual número de países demandando al Estado mexicano la aparición de los jóvenes. En México, las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) dedicadas a la promoción de los derechos humanos multiplicaron la protesta y el mensaje; universidades, sectores sociales y la sociedad en general participaron de las más grandes concentraciones realizadas en la Ciudad de México.
Mis estudiantes tuvieron entonces ejemplares cátedras de solidaridad y un choque con la realidad que no se aprende en las aulas y en los libros, sino en la vida cotidiana. Creo que todavía recuerdan aquellos meses de enseñanza intensiva y la esperanza de que se haga justicia por los hechos de la negra noche del 26 de septiembre y la madrugada del 27 en Iguala, Guerrero.
Aprendieron también mis alumnos y aprendimos todos en esos dolorosos días la inaudita justificación de los hechos, la repetición en los medios nacionales de las razones y las causas que ocasionaron la tragedia, como si hubiera manera de justificar la barbarie, como si los hechos no hubieran marcado a una generación completa, como si lo acontecido en Iguala no hubiera definido de una vez y para siempre un quiebre histórico que no tiene reversa. Nunca más Ayotzinapa, nunca más la barbarie, nunca más un delito de lesa humanidad.
Ni perdón, ni olvido. A 4 años de los hechos de Iguala, pasamos lista a los 43 jóvenes desaparecidos:
José Ángel Navarrete González
Marcial Pablo Baranda
Daniel Gerardo Cantú Morales
Severo Pedro Minga
Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa
Eduardo Ayafreon Sebastián Salgado
Abelardo Vázquez Peniten
Alexander Mora Venancio
Julio César Ramírez Nava
Luis Ángel Abarca Carrillo
Jorge Álvarez Nava
Adán Abraján de la Cruz
Mateo Carrera Moctezuma
Christian Tomás Colón Garnica
Luis Ángel Francisco Arzola
José Ángel Campos Cantor
Jorge Aníbal Cruz Mendoza
Giovanni Galindes Guerrero
Jhosivani Guerrero de la Cruz
Luis Ángel Gutiérrez Álvarez
Carlos Lorenzo Hernández Muñoz
Israel Jacinto Lugardo
Julio César López Patolzin
Jonathan Maldonado Hernández
Ambrocio Martínez Rodríguez
Cutberto Ortiz Ramos
Everardo Rodríguez Bello
Marco Antonio Andrés Santos
Felipe Arnulfo Rosa
Benjamín Ascencio Bautista
Israel Caballero Sánchez
Christian Alfonso Rodríguez
Martín Getsemany Sánchez García
Jonás Trujillo González
Abel García Hernández
Emiliano Alen Gaspar de la Cruz
Dorian González Parral
Jorge Luis González Parral
Leonel Castro Abarca
Miguel Ángel Hernández Martínez
Carlos Iván Ramírez Villareal
Cirino Tejeda Meza
Magdaleno Rubén Lauro Villegas
José Luis Luna Torres
Rodrigo Morales García
Mauricio Ortega Valerio
Jorge Antonio Tizapa Legideño
Mario Torreblanca Flores
Jazziel Ramírez Sánchez
Antonio Santana Maestro
Julio César Velázquez Alonso
Marco Antonio Gómez Molina
César Manuel González Hernández
Benjamín Acergo Bautista
Saúl Bruno García
AC
