Paté de Fuá ofrece una noche bohemia a Morelia

Qué rica noche para tocar en Morelia, lanzó Yayo al público capitalino (Foto: Cortesía)
Qué rica noche para tocar en Morelia, lanzó Yayo al público capitalino (Foto: Cortesía)

Por: Héctor Jiménez/@Hectorjjmm

Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Después de seis años de ausencia, Paté de Fuá regresó a Morelia para ofrecer a un público de más 500 personas un concierto, que resultó  similar a una noche bohemia entre amigos.

Como buen amigo que se ha ausentado demasiado tiempo, el vocalista Yayo Gutiérrez comenzó la noche pidiendo disculpas por no haber regresado a la ciudad en seis años y prometiendo que, de ser posible, la banda retornaría por lo menos una vez al año.

Más de 500 personas poblaban el distrito Food Truck de Morelia. Los músicos de Paté de Fuá apenas cabían en el escenario: siete hombres con sus instrumentos de cuerdas, percusiones y metales.

De forma cordial, Yayo no evidenciaba las incomodidades; se abría paso entre el saxofonista y el contrabajo y se quejaba sólo un poco de problemas con el monitor de sonido.

Después de dar un trago de "jugo de manzana", el líder de la banda anunció que tocaría Nosotros dos. Las luces colgantes del recinto estaban apagadas y ya circulaban grandes vasos de más de medio litro de cerveza.

Después de un interludio instrumental, Yayo compartió que los músicos que componen Paté de Fuá se estuvieron paseando por el centro historio de Morelia y se encontraron con que las mujeres de la ciudad "todas son guapas y todas son hermosas".

"Qué rica noche para tocar en Morelia", dijo el argentino antes de dar paso a más swing, jazz y tango.

La noche bohemia, como un encuentro de amigos, no estuvo exenta de pronunciamientos políticos. El vocalista dedicó una canción a los presentes que se consideraran "ciudadanos del mundo" y no aceptaran frontera alguna.

El momento sentimental de la noche llegó con La Tempestad, tocada al piano y dedicada "a los que ya no nos acompañan".

Yayo intentó dedicar otra canción a las bellezas morelianas, pero se interrumpió y dijo que Boquita pintada iría dedicada a los caballeros, porque "a los cabrones nunca les dedicamos nada".

Una larga pieza instrumental marcó una hora y media de música ininterrumpida de Paté de Fuá en el escenario. Los asistentes intentaban bailar, pero apenas daban pequeños saltos en el repleto terreno.

Por segunda ocasión el distrito Food Truck fue puesto a prueba como recinto de conciertos multitudinarios.

Paté de Fuá cumplió su promesa de tocar más de dos horas si el público lo pedía. Pero en la noche bohemia no faltó el sujeto incordial: un hombre maduro que desde una azotea contigua grababa el concierto para, según dijeron algunos vendedores, usar cualquier excusa e interponer una queja del concierto, que finalizó a las 11:30 de la noche con los arcos del Acueducto como fondo.

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