Patria humillada ¿“and so what?”

Patria humillada ¿“and so what?”

Es un error. Fue, es y será un error la reunión del Presidente de la República con Donald Trump, para "dialogar sobre la relación binacional México-Estados Unidos de América", y el error es tan palmario que no se requiere aducir razones para justificar que constituye un error.

Quizá las únicas personas para las cuales la reunión no fue un error sea para el mismo Trump, su equipo de campaña y simpatizantes, pues en el corto plazo la reunión les ha permitido cosechar puntos a su favor en el proceso electoral que se lleva adelante en el vecino país del norte para elegir Presidente de la República.

El contexto de la reunión. Desde una perspectiva histórica, el "error presidencial de agosto" se inserta en una enciclopedia de errores y también de hechos y actos presidenciales deliberadamente realizados que arrancan con las locuaces ideas imperialistas de Iturbide y que tienen su correlato más reciente en frases icónicas como "comes y te vas" "y yo por qué" de Vicente Fox Quezada u otras tantas del titular del Ejecutivo Federal anterior a Enrique Peña Nieto.
Desde ese ángulo histórico, en realidad, el error presidencial de agosto, es un error que encuentra cabida en la lista enorme de errores presidenciales previos, pero no por ello deja de ser criticable y mucho.

El contexto próximo de la reunión, está salpicado por un escenario político, económico y social de riesgo e incertidumbre, así como poco halagüeño (por ejemplo, y solo por ejemplo, la ya desde antes demeritada imagen presidencial; la amenaza de la deuda pública y un México que ya no solo microeconómicamente sino macroeconómicamente está enfermo; la espiral de la delincuencia que no se puede controlar; o bien, los síntomas de ruptura social) y también por la inminente "carrera presidencial".

Las versiones y posturas sobre el error en México. Las versiones y las posturas sobre la reunión, prácticamente pueden agruparse en aquellas que critican la reunión (postura mayoritaria) y aquellas otras que "tímidamente" justifican la reunión (postura minoritaria, sostenida esencialmente por el Presidente de la República y algunas personas de su grupo cercano)
Quienes critican la reunión, en muchos casos lo hacen con la pretensión de obtener "beneficios" políticos y en el menor de los casos, por sinceras razones éticas o democráticas; mientras que quienes quieren justificar la reunión lo hacen también por utilidad política (disminuir costos).

Paradójicamente pues, el grueso de quienes enjuician la reunión Peña-Trump, como quienes la controvierten (e incluso algunos o algunas que guardan silencio) tienen como motivo principal el beneficio político que cada uno espera obtener.

En medio de la disputa, como ocurre de manera muy frecuente, se encuentra el grueso de la población, a la cual los diversos actores políticos o agentes de interés procuran "persuadir" en torno a lo razonable de su postura (cada una de las diversas posturas), para capitalizar un beneficio político.

Es claro que la persuasión que apela al "sentimiento patriótico" de los(as) mexicanos(as) por parte de los críticos de la reunión Peña-Trump, ha ganado con claridad a la postura timorata que ha defendido la propia reunión, y en realidad, no podía en términos de hecho ser de otra manera.
Las externalidades "favorables" y "desfavorables" para algunos(as). En el contexto nacional, los adversarios políticos (y económicos) del Presidente de la República, de su equipo y del Partido en el poder, hoy tienen, independientemente de la postura que adopten frente a la reunión Peña-Trump, condiciones de mayor ventaja para tratar temas, acordar y ejecutar acuerdos en aspectos y maneras que antes del error de agosto no habrían sido mejores.

Incluso, si uno piensa en el ámbito local, el de las entidades federativas, el error presidencial de agosto, les ha dado un "respiro" a los ejecutivos locales con problemas que de otro modo estarían situados en la opinión pública nacional con efectos negativos sobre su imagen y administración.

También existen efectos desfavorables, especialmente para el Presidente y su equipo cercano, pues por solo pensar en un caso, los "presidenciables" del actual Presidente de la República, tendrán que luchar contra el error presidencial de agosto ahora y en su potencial campaña electoral.

¿El tiempo lo cura todo? Quizá, como ha ocurrido en otros casos, sobrevengan otros "escándalos" y con el tiempo, el error presidencial de agosto se atenúe, pero parece que los actores políticos diversos y la historia estarán ahí para recordarlo.

¿Y el pueblo? El pueblo mexicano, como tercero excluido, y digo como tercero excluido porque es un testigo casi mudo del evento, es sin duda, quien más daño reciente con los errores presidenciales, pero qué hacer.

Me parece que hoy, pueden apuntarse varias cosas que se pueden hacer:

1. En el fuero interno de cada uno(a) no aceptar como correcta la reunión Peña-Trump, pero del mismo modo, no aceptar acríticamente como correcta toda respuesta o postura que los críticos de la reunión Peña-Trump oferten.
2. Observar de manera crítica el contexto nacional y también el local, anterior, presente y posterior a la reunión Peña-Trump.
3. Externar las opiniones que se guarden frente a los puntos anteriores, con respeto y de manera lícita, en las redes sociales y en los grupos humanos de los cuales se forme parte.
4. Participe de manera más activa en grupos, asociaciones y/o partidos que incidan en la elección de candidatos a puestos de elección popular.
5. En su oportunidad, razone antes de votar por un candidato(a) a un puesto de elección popular.

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