"Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar". Bertrand Rusell (1872 – 1970). Filósofo, matemático y escritor británico.
Raúl Morón Orozco rendirá su primer informe de labores como presidente municipal de Morelia, el próximo miércoles 14 de agosto. Como marca la moda de los políticos en funciones, realizará 2 eventos, el institucional que se desarrollará en el Palacio Municipal y donde los regidores fijarán postura, y otro con invitados especiales en el Teatro Morelos.
Sólo con esta decisión, Morón Orozco desaprovechará una oportunidad de hacer diferencia con el comportamiento que ha puesto de moda la clase política nacional para evitar la confrontación de ideas y escuchar críticas, y que optan por informes donde sólo existan ellos.
Semejantes decisiones, seguramente están vinculadas a la búsqueda de la candidatura a la gubernatura de Michoacán, que ya muchos morenistas y otros que como Raúl Morón todavía no traen la credencial, hacen su lucha para convencer, más que a los futuros votantes, primero al presidente de México y sus cercanos, que seguramente serán los que decidan.
Mientras tanto, Morón Orozco presumirá en su primer informe de labores, que su administración ha colocado más de 42 mil luminarias de un total de 76 mil, mismas que requerirán una inversión total de 270 millones de pesos y no los mil 680 que propuso la administración pasada. Además, que de 16 millones de pesos que se pagaban mensualmente por el alumbrado público, ahora se erogan sólo 10 millones 500 mil pesos y la tendencia seguirá a la baja, hasta que se haya instalado el ciento por ciento de las luminarias, mismas que ahora registran un avance superior al 60 por ciento.
Seguramente enfatizará que han logrado ahorros por 178 millones de pesos, gracias a su política de austeridad en conceptos como compra de gasolina, reducción de personal, erradicar el pago de asesorías, evitar la corrupción y por ende, los sobreprecios en ejecución de obra pública. Estrategia que permitió una inversión en obra pública superior a 200 millones de pesos.
De igual manera recordará que logró destrabar el conflicto con los sindicalizados del OOAPAS, que aún gozan de exagerados privilegios, pero por lo menos los contuvo y regresaron a sus labores.
Destacará que corrigió el pago exagerado que hacía el ayuntamiento capitalino por el tratamiento de la basura e intentará convencer de los esfuerzos que han hecho para mejorar las vialidades de la ciudad, que sin embargo, parece un cuento de nunca acabar y para su pesar, está registrado como uno de sus mayores compromisos, así que tendrá que redoblar esfuerzos y lograr los 300 millones de pesos que la Federación mandaría para solucionar el problema de los baches.
Ahora bien, Morón Orozco está obligado a hacer un autocrítica con el mismo énfasis, con ello mandaría señales de que efectivamente es diferente al común denominador de la clase política nacional, que con sus informes suelen describir países, estados y/o municipios que sólo existen en su imaginación.
Por ejemplo el tema de la inseguridad que aqueja a la ciudad y que según información del INEGI, en junio los morelianos reportaron una percepción de casi el 78 por ciento, es decir, casi 10 puntos porcentuales más que en el mismo mes del 2018, debido en especial, a los 31 homicidios dolosos que se registraron en mayo y a un primer semestre que se ubica como el más violento que ha tenido el país.
Retomando la búsqueda de la candidatura al Solio de Ocampo por Morena, Morón Orozco debe apretar el paso y corregir. Ajustar el gabinete para lograr mejores resultados, hacer valer su dicho de que no tiene compromisos con nadie y sacudirse vínculos con ex gobernadores michoacanos de triste memoria y enormes sospechas.
Raúl Morón debe tener presente que todo comunica, así que deberá corregir desde lo estrictamente personal, hasta elegir y construir debidamente lo que quiere comunicar. Por lo pronto, veremos cómo resultan los eventos en torno a ese primer informe de labores, con el que seguramente intentará mostrar el músculo para seguir en la baraja de los suspirantes.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.
