Recién comenzó el ciclo escolar y es común tomar esa primera foto donde nuestros hijos aparecen impecables con su nuevo uniforme escolar.
El problema no es tomar la foto, sino compartirla en redes sociales sin protección alguna.
Publicar fotografías de este tipo permite conocer datos específicos de los niños: cómo se llaman, en qué escuela estudian, sus horarios, quién los lleva o recoge de la escuela, la ubicación del centro escolar, su físico, sexo e incluso edad.
Es así que esas memorables fotos se convierten en excelentes fichas descriptivas para que los delincuentes elijan a sus futuras víctimas, sobre todo en este país, donde el robo y la desaparición de niños ha incrementado más del 70% en los últimos cinco años y, en específico, México ocupa el quinto lugar en el delito de trata de personas a nivel internacional, según el Diagnóstico sobre la Trata de Personas realizado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Lo anterior nos da un motivo claro y tajante del porqué tenemos que tener cuidado al publicar fotos de los menores de edad. Y, en caso de que no se resista la tentación de publicarlas con familiares y amigos cercanos, se deberán tener los filtros necesarios para proteger que estas fotos estén visibles a terceros extraños (lo que a veces no resulta suficiente).
De esta forma, la protección de los datos personales puede otorgar seguridad e, incluso, salvar la vida de nuestros hijos.
