Que no te vean la cara

Que no te vean la cara
El pueblo más humilde e ignorante debe despertar y distinguir a los buenos gobernantes de los populistas y falsos que se sirven a sí mismos.

Los coyotes encantan a su presa, la marean para matar y comer.

Los tratantes de blancas "envuelven" he sus víctimas y las llevan a su perdición. ¡Qué correctos y buenos parecen y cuantos bienes ofrecen!.

Urge despertar al gran pueblo de México, hasta los más humildes, no podemos ser multitudes fáciles, retrasados mentales que entregan todo por cuentistas de vidrio.

Hay que devolver a los más débiles su dignidad, pasarlos de personas irreflexivas e irresponsables a personas sensatas, con criterio bien formado y sentido de la propia dignidad.

Es fatal en el gran jefe una visión pragmática, convenenciera asentada en el vacío. no enmarcada en una visión de país y sin los cimientos de principios y valores universales e inmutables.

En el discurso oficial no hay un pensamiento amplio, sistematizado, coherente, no hay el concepto de la persona humana que es el centro de la gestión pública.

El gran jefe tiene un terrible mal de enajenación, viven el mundo de sus sueños y deseos, sin contacto con la situación crítica.

Hay que precisar el diccionario de Manuel Andrés. El bien de la nación significa mi capricho, la ley significa "mi dedito", el pueblo bueno significa los pobres que se dejan manipular.

Hay una actitud infantil de echar la culpa a los demás, a los gobiernos anteriores, a los empresarios….

No hay respeto a la persona, se burla de un expresidente, manipulación a los ignorantes y débiles para su proyecto personal de mando y fama.

Es obstinado hasta la irracionalidad, ejemplo, el proyecto de Dos Bocas, el aeropuerto en Santa Lucía.

Vemos muchas otras limitaciones, inherentes a la condición humana pero que no aceptan ni asumen los héroes de la Transformación. Son ciegos que no quieren ver.

Urge a todos el renacimiento a una vida consciente, inteligente, con criterio bien fundado, digna y exigente a los gobernantes.

Estar bien informado, ilustrado, saber distinguir en la gestión pública el discurso y programas y acciones, y distinguir los bienes de las falacias, las actitudes honestas y las mentirosas.

Ayuda a los amigos a conocer lo que valen realmente los servidores públicos, a no dejarse marear, a despertar del engaño, a ver todos los fracasos, y la catástrofe que viene.

Asume tu parte en la marcha del país, no esperes todo de papá gobierno. Busca la salida.

Hay una ley moral que se impone a todos, un orden moral que todos, también los jefes, deben respetar.

Como el universo visible tiene su fundamento en Dios así también el orden moral.

Nadie está por encima ni el caudillo ni el Transformador aunque promuevan una Cartilla moral.

El presidente no debe buscarse primero a si mismo, saciar su ansia de poder, dar culto a su yo.

En el orden moral está servir, como el último mandadero (mandatario) a la persona humana, los más humildes y pobres.

Debe servirlo en los hechos y no sólo en el discurso falaz y manipulador.

Los ciudadanos debemos ser sabios y ubicarnos en este orden moral, entonces se tienen los criterios para ubicarse en la vida social y conocer a sus gobernantes.

El más grande conductor de la historia nos da la enseñanza para conocer a los hombres. Hay que fijarse en sus hechos pasados y presentes: por sus frutos los conocerán. Un árbol malo no puede dar frutos buenos. Hay que cuidarse de los falsos gobernantes que prometen ser una miel y solícitos servidores de los pobres pero son ladrones, estafadores, tiranos.

Mexicano, mexicana muy estimada, reconoce tu dignidad, hazte respetar, despierta tu gran capacidad de participar en la construcción del cambió auténtico.

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