Por: Toño Sánchez Camacho
CIUDAD DE MÉXICO (Rasadeportes.com)- Once años después el Clásico Español entre Barcelona y Real Madrid volverá a ser terrenal. Sin Lionel Messi de un lado y sin Cristiano Ronaldo del otro, el partido que paraliza al mundo del futbol no contará con los dos ingredientes que encumbraron esta rivalidad a niveles insospechados en la época reciente.
Coincidiendo o no con las ausencias de sus íconos modernos, tanto Culés como Merengues llegan al juego en el Camp Nou de este domingo con dudas y pocas certezas tras los irregulares inicios de campaña que han tenido.
Del lado catalán la mala imagen que dejaron los empates por liga ante Girona, Athletic Club y Valencia, más la caída inesperada ante Leganés, fue maquillada por los triunfos ante Tottenham e Inter en Champions League y frente a Sevilla en el torneo local.
Si bien el equipo dio un paso al frente contra el Inter a mitad de semana a pesar de no contar con Messi, a Ernesto Valverde debe preocuparle la desconexión en varios pasajes del partido de Philippe Coutinho, principal candidato para generar juego en ataque mientras el 10 no esté disponible.
Otro renglón a trabajar es la fragilidad defensiva que no ha sido señalada y retratada totalmente, en buena parte gracias a las múltiples atajadas de Marc André Ter Stegen bajo los tres palos.
En Valdebebas se respira tensión y preocupación por la crisis real que ha golpeado al equipo desde la derrota en la Supercopa de Europa frente al Atlético de Madrid.
Los batacazos ante Sevilla, CSKA de Moscú, Alavés y Levante han dejado expuesto a un equipo sin planificación tras la partida a Turín de Cristiano Ronaldo este verano.
Julen Lopetegui es el chivo expiatorio de un proyecto al que le faltan culpables y le sobran detractores, descargarle toda la responsabilidad es hablar con el periódico del día bajo el brazo.
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El ex DT de la Selección Española ¿tiene también la culpa del bajo nivel de juego de los caciques intocables como Sergio Ramos, Luka Modric y Marcelo? quienes después de Rusia 2018 entraron en un letargo del cual todavía no despiertan.
Las dos escuadras tienen poco que ganar y mucho que perder. Si el Barcelona gana sería lo "normal" ante un equipo deprimido y sumido en una crisis pocas veces vista. Si gana el Madrid sería ante un equipo sin su mejor futbolista.
Pase lo que pase el discurso triunfalista y resultadista deberá quedarse guardado para mejor ocasión, ni en la Ciudad Condal ni en la capital de España el horno está para bollos en este momento.
¿Coutinho confirmará su etiqueta de crack vestido de azulgrana? ¿Isco Alarcón retomará su mejor versión para ser la brújula de un equipo hoy a la deriva? ¿Malcom y Vinicius seguirán presenciando en primera fila de un espectáculo del cual nunca son partícipes? ¿El VAR hará de las suyas para impartir justicia o perjudicar a unos y beneficiar a otros?
Pese a todo lo antes escrito, el Clásico Español siempre será un Clásico Español. Barcelona y Real Madrid afrontan un reto que puede ser de redención para cambiar su dinámica actual de manera positiva, y que también puede ser de rendición para caer en un tobogán del que no será fácil salir bien librado. La moneda… ya está en el aire.
