Las emociones positivas promueven que en tu cuerpo se produzcan hormonas de felicidad, como es la hormona llamada serotonina, mientras que las emociones negativas impulsan a tu cuerpo a producir la hormona del estrés, llamada cortisol.
Estas hormonas afectan tu salud de diferentes maneras; mientras que la serotonina mejora tu circulación sanguínea y mejora la dilatación de tus vasos, el cortisol provoca el efecto contrario, y hace que tus vasos sanguíneos se contraigan y tu circulación, así como la oxigenación en tu organismo, se dificulte.
Otro importante beneficio de la serotonina es que, al segregarla, podemos controlar de mejor manera nuestra presión sanguínea y mantenerla en niveles normales, evitando así la hipertensión y que nuestra presión se eleve siempre que producimos exceso de cortisol.
La hormona de la felicidad (serotonina) participa en mejorar el funcionamiento de nuestro sistema digestivo, por lo que facilitamos mucho tener digestiones óptimas, evitando así problemas de inflamación como colitis, pues la hormona del estrés (cortisol) nos causa indigestión, gastritis, reflujo e incluso con el tiempo nos puede ocasionar ulceras.
En nuestra piel las hormonas tienen un impacto muy importante; cuando nuestra serotonina está presente se estimula la salud de nuestra piel y cabello, haciéndolo ver más saludable, pero si vivimos estresados, promoviendo la producción de cortisol constante, es mucho más fácil que suframos de problemas en la piel, como acné, erupciones, alergias y pérdida de cabello.
Algo muy común es que cuando tenemos deficiencia de serotonina y el cortisol trabajando al 100%, nos resulta muy difícil dormir y descansar, y generalmente sufrimos de insomnio.
Tener una óptima producción de serotonina y mantener el cortisol a raya nos va a ayudar a mejorar nuestra calidad de sueño, por lo que dormiremos mejor y despertaremos con energía.
Los altos niveles de colesterol bueno (HDL), el cual necesitamos para que muchos de nuestros sistemas trabajen, se consiguen mucho más fácil cuando producimos buena cantidad de serotonina; además, mantenemos mejores niveles de antioxidantes, los cuales nos protegen de radicales libres, envejecimiento y enfermedades. En contraste, los altos niveles de cortisol aumentan el riesgo y probabilidades de que suframos ataques al corazón.
Cuando estamos felices y la serotonina participa en nuestra vida diaria, tenemos más habilidad de lidiar contra el estrés. En cambio, si el estrés ya rebasó nuestros límites, el cortisol puede llevarnos a estados de dolor crónico, fatiga y depresión.
Es muy importante aprender a controlar tus emociones, así como aprender a vivir sin grandes cantidades de estrés, pues de pronto estamos inmersos en un ritmo de vida que ya no nos permite identificar nuestras emociones y vivimos siempre al límite, afectando nuestra salud. Busquemos siempre actividades que nos ayuden a promover la producción de serotonina y a disminuir el estrés para que el cortisol no se salga de control y nos cause estragos en nuestra salud.
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