Morelia, Michoacán (MiMorelia.com).- Lucio Olmos Cabrera, ha sobrevivido a cinco pre-infartos, el primero fue en 1998, "el doctor me dijo, 'o cambias de vida o ahí quedas', yo fui mil usos, barman, elemento de seguridad, pintor, carnicero, carpintero, pero iba a fuerzas, ahora veo las sonrisas de los niños y es muy gratificante".
Él pertenece al grupo de payasos "Mundo Mágico" de Morelia conformado por 60 de ellos, y "trabaja" en la Plaza de Armas y Melchor Ocampo "desde las cinco de la tarde hasta que el cuerpo aguante".
Aunque parezca que es simple, dice, su trabajo se basa en rutinas plasmadas en libros que existen desde el año 1600, y 1800 sobre los que ensayan, se hace un esqueleto de guión que se actualiza con los acontecimientos del momento.
"Mucha gente piensa que ser payaso es la última opción, pero nos preparamos, en lo personal, yo soy el payasito ´tanquesito Almada Schwarzenegger churrumais con limoncito perezocito´, a sus pies si no le huelen; he ido a representar a Morelia tengo siete lugares a nivel nacional, tres internacionales, he dado clases de actuación y movimiento escénico pero hay compañeros que tienen más experiencia y trabajan mejor".
Asegura que no cualquiera puede ponerse una peluca y salir a trabajar, todo depende de la vocación, "yo empecé yendo a convenciones, ahora ya es un vicio, no lo puedo dejar tan fácil".
Comparte que hubo momentos difíciles en el escenario, "creía que se burlaban de mí, pero era la gracia que les causaba el personaje".
Añadió que el estilo de su disfraz es el llamado "Augusto clásico americano", del cual en el país hay 500 payasos, "acabo de cumplir 21 años de payaso y la verdad ha sido chido".
Ser payaso, dijo que el oficio a veces les da para comer a veces no pero "es un gusto y un placer. Es un estilo de vida, soy 100% payaso".
Por otra parte comentó que le satisface ver que el público que acude a las plazas proviene de colonias populares, "se divierten, se quitan el estrés y a veces por una moneda disfrutan toda la tarde". Además él da servicio gratuito en colonias con altos índices de violencia.
Ángela Piña Aguilar, cuyo nombre artístico es "Kokoretina roda coret", se dice moreliana de corazón y es que desde hace 30 años vive en la capital michoacana, y tiene 30 años de payasa, asegura que han sido diferentes cosas, "estaba en una etapa de depresión, eso me ayudó a superarlo".
Esta labor, que aunque no siempre le reditúa lo suficiente, pues la colaboración del público es voluntaria y aunque "es muy difícil, me ha dado satisfacciones, y es que cuando crecemos dejamos de sonreír por lo que hacer reír a la gente adulta es magnífico".
Ella sufrió un accidente hace cuatro meses por lo que usa un bastón, "mi rodilla está completamente destrozada, por lo que a veces nada más vendo globos y si me siento bien participo".
Ángela asegura que al principio fue muy difícil que les aceptaran trabajar en el Centro Histórico, pero ahora ya se los permiten, hoy junto con sus hijos y nietos disfruta de este oficio que asegura, le salvó la vida.
Por: Fátima Miranda/CA
