Al amanecer del primer día de 2020, desapareció el llamado Seguro Popular y fue sustituido por el INSABI (Instituto Nacional de Salud para el Bienestar). Esta nueva institución nace con un gran déficit reglamentario y normativo y propició un severo desajuste en el abasto de medicinas sobre todo a los más desprotegidos que no cuentan con recursos y no están adheridos a otro sistema de salud.
Para que una oficina de gobierno con atención a los ciudadanos opere con eficiencia debe contar con reglas de operación precisas, que tenga claridad qué se puede y debe hacer y qué no.
La crisis de abasto de medicamentos a nivel nacional, sobre todo en enfermos de cáncer, vino junto con los cobros en algunos casos excesivos por la atención recibida.
Además, hubo un ultimátum encubierto para que los Estados firmarán su adhesión al nuevo instrumento, sin haber reglas claras y mucho menos certeza en las reglas de operación que garanticen una efectiva atención a la población. Ya no hacer mención a los despidos del personal, dictado por la Federación, pero con rebote en los estados.
En el caso de Michoacán, cuyo sistema de salud se ha visto fortalecido de modo radical en esta administración, resulta cuesta arriba sumarse a un ente indefinido después de un esfuerzo muy arduo para levantar, actualizar y mejorar la infraestructura de salud que, hasta hace poco más de cuatro años, estaba desahuciado, con desvíos de recursos, desabasto de medicinas y un caos administrativo en el pago de personal y a terceros institucionales.
Algunos datos del resultado que han tenido las recetas aplicadas a partir del 2016:
Como nunca, se ha invertido para fortalecer la infraestructura; han quedado como nuevos 430 Centros de Salud, 27 Hospitales y 800 Casas de Salud. Además de que en marzo se estarían inaugurando los dos nuevos hospitales Civil e Infantil.
El propio Gobernador Silvano Aureoles Conejo destacó que durante los últimos cuatro años se ha logrado construir un sistema estatal de salud, fincado en bases fuertes y sólidas, trabajando coordinados con el Gobierno Federal y el recurso humano de las instituciones. Esto ha llevado a posicionar a Michoacán uno de los tres estados con mejor sistema de salud, dicho esto por el gobierno de la 4T.
Valdría la pena explorar en todo caso un proceso similar al acuerdo educativo, donde puedan darse los mecanismos de acción conjunta federacion-estado con reglas muy claras y beneficios mutuos. Michoacán lo vale.
