Solipsistas y auditorios alineados en la 4a T

Solipsistas y auditorios alineados en la 4a T

El "solipsismo", entre otras maneras de entender, es una perspectiva filosófica que parte de la premisa de que "yo" (yo como concepto, que se puede concretar en cualquier persona) soy el único sujeto y todo lo demás son cosas, son objetos para mí que conozco.

De esa manera, el "yo" (como concepto) eventual y prácticamente tiene como consecuencia posible arribar a la idea de que ese "yo" es la medida de todas las cosas en lo que son y no son, como Protágoras sentenció alguna vez, hace más de veinticinco siglos.

Esa idea del solipsismo (y la consecuencia que apunto como una digresión personal) la retomo en esta columna, no en su sentido estricto, sino en una forma abierta y ajustada al tema que más adelante se trata, con todas las licencias del caso.

El tema de fondo es la contradicción entre dos grandes grupos en el seno de la población mexicana que se asumen, bajo la etiqueta que se quiera ("fifis", "chairos" u otras fórmulas) como partidarios (militantes incluidos) y adversarios de la cuarta transformación.

A mi entender, esa contradicción no ha devenido en una relación de comunicación entre esos grupos con la pretensión más alta de encontrar vías comunes de respuesta a los problemas esenciales que a todos nos afectan, de forma dialogada.

La tensión entre los grupos partidarios y adversarios de la cuarta transformación, más bien ha desencadenado en la adopción de posturas excluyentes de simple poder que remiten a una especie de solipsismo, puesto que cada grupo de partidarios y adversarios de la cuarta transformación (incluso, dentro de cada grupo) y cada uno por su parte, asumen que tienen la perspectiva correcta, que son la medida de todas las cosas y se niega por tanto la perspectiva que no es igual o no es compatible.

Se puede tomar como muestra cualquier problema: el combate al robo de hidrocarburos, las estancias infantiles, la persecución y juzgamiento de ex presidentes, la respuesta al problema regional de la migración, la persecución de solo ciertos personajes y no de otros por la Unidad de Inteligencia Financiera, la tasa de salarios de servidores públicos, el problema del "chayote" a periodistas y así por el estilo.

Bien, pues en esos grupos en contradicción, cada uno asume poseer la verdad, sin otorgar crédito alguno al "otro"; así, en torno a los migrantes, los partidarios aseveran: no había de otra, es la mejor solución; mientras que los opositores han imputado al gobierno una actitud sumisa y que había otras soluciones compatibles con buenos criterios de derechos humanos y dignidad nacional.

Naturalmente, los grupos de la élite (partidarios y adversarios de la élite) poseen información mayor y mejor que el resto de la población (por ejemplo, en el caso del tema migratorio ¿En verdad, hay un acuerdo "secreto" entre los gobiernos Mexicano y de los EUA? como incluso lo insinuó Porfirio Muñoz Ledo -figura prominente del morenismo- y si existe ¿Cuáles son los términos de ese acuerdo?) pero ello no obsta, para que las posturas se lleven al microcosmos de las relaciones familiares y de amistad de las personas que no pertenecen a las élites.

En esas relaciones de familia y de amigos, incluso, y sin mayor conocimiento, por desgracia, dado que no se tiene acceso a la información a la que sí tienen los grupos de élite, se adoptan las mismas posturas solipsistas: yo sé; tú estás equivocado, fin de cualquier intento razonable de diálogo constructivo.

Todos aquellos que estamos en la condición de no tener acceso a información como las élites (partidarios y adversarios) somos auditorios que simple y llanamente nos alineamos, por activa o pasiva, con un grupo u otro, sea de los partidarios o de los adversarios de la cuarta transformación.

En las élites del poder (partidarios y adversarios de la cuarta transformación) como ocurre siempre, se "administra" la información en cantidad, calidad, tiempo, lugar, medio y manera de presentarla, con el fin de incidir en el resto de la población.

El gran nosotros, que somos el resto de la población, consumimos e interpretamos la información y luego, nos alineamos, y como hace nuestro grupo de referencia (partidario o adversario) nos tornamos en solipsistas en todo momento y situación que se presenta: en la familia, con nuestros amigos, con los conocidos.

Si fuera posible observar el fenómeno como en un laboratorio, se vería como la reacción que se produce cada vez que se introduce a la matraz o al tubo de ensayo más agua o más aceite.

Las contradicciones entre los grupos de élite y el que administren la información es algo común, como el hecho de que el resto de la población seamos regularmente auditorios alineados y esto no parece que pueda cambiar en el corto, ni en el mediano plazo; pero quizá lo que sí podemos cambiar, es que desde una postura más humilde, nosotros que somos la gran mayoría de la población, al menos en las relaciones familiares y de amistad, asumamos nuestro conocimiento precario sobre lo que sucede en este "universo de la 4a T" y que no llevemos a nuestro "universo personal, familiar y de amistad" en el cual efectivamente vivimos y no en el de las élites, relaciones más prudentes y tolerantes.

Esto, porque, como ciudadanos, al final del camino, no ejercemos el poder (a favor o en contra de la 4a T) y nuestros espacios de acción al respecto son limitados, como por ejemplo, al votar, y creo que se debería reservar para esas ocasiones la síntesis de nuestras contradicciones, y esto, porque en torno a la cuarta transformación, más que diálogos, como se ya ha dicho, no existe comunicación razonable ni entre las élites, ni en el pueblo en general, solo hay solipsismo y solipsistas, en los cuales nos convertimos, con desmedro de nuestras propias relaciones familiares y personales.

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