Bosques

Bosques

El libro Legislación y aplicación de políticas forestales en Michoacán, 1915-1958. El proyecto conservacionista del general Lázaro Cárdenas, de Víctor Manuel Pérez Talavera, es un estudio relevante de la historia ambiental de nuestro estado.

En el porfiriato se facilitó la explotación a gran escala de los bosques. Santiago Slade, de nacionalidad estadounidense, encabezó varias compañías madereras que en ese período saquearon la riqueza forestal en la región de Uruapan, contó con la complicidad del gobierno estatal, pues se despojaba de sus bosques a las comunidades; hubo casos en que la autoridad obligó a los representantes de los indígenas a firmar contratos de arrendamiento a largo plazo de sus zonas arboladas a cambio de sólo unos pesos.

La madera era no solo material de construcción, era la principal fuente de energía. Las minas demandaban madera para fundir el metal, se requería también para generar el calor en las máquinas de vapor de los ferrocarriles y las fábricas, para poner en marcha los telares automatizados y para procesar en los ingenios el azúcar y el piloncillo. También había demanda de durmientes para las vías del ferrocarril y postes de telégrafo, para empaques y para muebles y decoración. Los productos forestales como el aguarrás, la trementina y la brea eran requeridos por la industria. En los hogares también, sólo se cocinaba en ese entonces con leña o carbón.

La Constitución de 1917 consideró, en su artículo 27, a la nación como propietaria originaria de las tierras y aguas, facultando al Estado para cuidar de la conservación de los elementos naturales y dictar medidas tendientes a detener la destrucción de éstos.

La llegada del general Lázaro Cárdenas del Río como gobernador de Michoacán, en 1928, significó un esfuerzo serio por devolver los bosques a las comunidades despojadas durante el porfiriato. Pero, también, la implementación de políticas públicas para conservar la riqueza forestal y de opciones de trabajo para que los dueños de los bosques no quedaran desprotegidos.

El gobernador Cárdenas se rodeó de conocedores en materia forestal, como Carlos M. Peralta. Decidió trabajar en lo individual y en lo social. Creó cooperativas forestales y promovió la implementación de nuevas técnicas para extraer la resina. Michoacán, afirma el doctor Pérez Talavera, "fue una especie de laboratorio en materia forestal que posteriormente se vio reflejado en el resto del país […] el inicio de una estrategia para organizar a las poblaciones en el aprovechamiento de los recursos forestales de manera colectiva, en la que se buscó concientizar también sobre la importancia que representaba la relación hombre y naturaleza".

Los resineros, hasta entonces, mataban rápidamente los árboles por el uso del método del cajete. Otros daños eran consecuencia de la producción de tejamanil –la cual implicaba el desperdicio de gran parte del árbol para sacar unas cuantas tiras– y de carbón, cuya producción hace que del 100% de materia forestal sólo quede el 18% de producto final.

El gobierno del estado se empeñó en enseñar a los productores a cuidar que no se afectara al arbolado joven. Se implementó un nuevo sistema de producción de resina observando primero la medida del tronco y haciendo incisiones progresivas a lo largo del mismo. Se trabajó para que el bosque diera productos maderables de manera racional. Hubo fracasos, como en la comunidad de Quinceo, en donde no se llevaba ningún control administrativo; pero también hubo casos de éxito, que hoy día perduran y que se basaron en la organización de los dueños del bosque: San Juan Parangaricutiro, Paricutín y Cherán.

Al llegar a la Presidencia de la República, en 1934, Lázaro Cárdenas puso el control de los bosques en la Secretaría de Agricultura y Ganadería y llamó a colaborar al llamado "apóstol del árbol", Miguel Ángel de Quevedo.

En su sexenio se dictaron medidas de protección de las cuencas hidrológicas, pues consideraba que los bosques son fábricas de agua y no puede existir sin este vital elemento la agricultura. El presidente Cárdenas advertía que la deforestación implica, además, consecuencias para la población, pues deja latente la posibilidad de deslaves en ciudades rodeadas de montes con elevadas inclinaciones.

La labor del general Cárdenas en pro del bosque siguió en su actuación como vocal ejecutivo de la Comisión del Tepalcatepec, en la década de los 50 del siglo XX.

El libro de Pérez Talavera fue presentado en Palacio de Gobierno en el marco de las festividades por el 128 aniversario del Archivo General e Histórico del Poder Ejecutivo del Estado de Michoacán.

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