Parásitos

Parásitos

No existe tiempo, espacio, ni circunstancia en la que no se presenten organismos animales o vegetales que vivan a costa de otros, alimentándose de ellos, empobreciéndolos, pero sin llegar a extinguirlos.

Los hay entre los “amigos”, los familiares, el trabajo y, por supuesto, en la política que tenemos a la vista.

Los amigos y familiares parásitos, quizá no son tan molestos, porque son por decirlo de algún modo “nuestros parásitos” ya por elección, ya porque nos han tocado en suerte.

Pero los parásitos del trabajo, de la oficina o los parásitos políticos son los que despiertan mayor enojo.

El parásito laboral no trabaja, se cuelga del trabajo de los demás, falta a sus labores por las razones más ilusas e increíbles, pero cobra puntualmente su salario y prestaciones, y además, reclama y exige hasta el más mínimo “derecho” que le “corresponde” por su inefable desempeño.

Paradoja de la vida es que el parásito laboral regularmente “tiene suerte” y se jubila con dividendos que le permitirán seguir haciendo lo que hacía: poco y nada; y para más contrariedad, por esa razón se convierte en un “ejemplo” a seguir para muchos que engrosarán la ya de por si larga fila de parásitos laborales.

El parásito político se caracteriza porque en su mente la idea principal es mantenerse en su puesto, conseguir otro igual, mejor o en el peor de los casos aunque sea menor, pero ocupando un cargo o encargo. No estar fuera.

El parásito político también es poco proclive al trabajo sustantivo y si trabaja, la mayor de las veces su trabajo consiste en juntas, reuniones, desayunos, comidas, cenas y actividades similares que solo sirven para realizar la idea de conservar o mejorar su estatus.

El parásito político, desayuna, come y cena a cargo del erario público, justificando que esos banquetes son con “motivo del trabajo”.

El parásito político cuenta muchas veces con vehículos públicos a su servicio que emplea en actividades “públicas” e igualmente “privadas” y, si es el caso, puede pasarlo en uso a familiares o amantes.

El parásito político lucha, pide y exige oficinas y auxiliares a cargo del presupuesto público que le ayuden a trabajar, de los cuales, los menos, si laborarán, y los más solo le ayudarán a cosas tan relevantes como acompañarle, adularle y servirle en asuntos personales. Hasta mariachis le llevarán.

El parásito político, por supuesto, para hacer tolerable el peso de su “enorme responsabilidad” -y tan solo por gusto y porque puede- contratará o subvencionará con cargo al erario público a personas que le atenderán en sus caprichos íntimos.

El parásito político usará todos los medios públicos a su alcance para lograr el mayor volumen de beneficios de todo tipo a favor de sí mismo, de su familia, amigos o cercanos.

Los familiares, amigos(as) y cercanos de los parásitos políticos -esposo(a), hijos(as), hermanos(as), sobrinos(as)...- se suponen inteligentes y superiores al resto de las personas, en especial, a la hora de que les entreguen puestos y cargos que pudieran haber recaído en mejores perfiles.

Los parásitos políticos tienden a creer que siempre, en todo caso y circunstancia tienen la razón, porque el cargo así se los permite.

Los parásitos políticos, viajan con una palabra mágica: “viáticos públicos” que deben ser no pocos.

Los parásitos políticos siempre piensan y actúan en último lugar a favor de la gente a la que debieran servir.

Los parásitos políticos mienten y manipulan con actitudes, palabras y actos, tanto como pueden, para conservarse y progresar.

En suma que los parásitos políticos, aunque vienen del pueblo y viven a costa de él, no lo aniquilan, porque acabarían con su modo de vida.

No todos los políticos son parásitos, porque hay políticos loables, pero hoy me refiero a los parásitos políticos.

Y una característica más: los parásitos políticos están en todo partido, en todo gobierno, en toda institución, y siempre, aunque usted no lo perciba “están trabajando” en reuniones, eventos y demás “actos” -no laborables- para conservar su puesto, lograr otro mejor o mantenerse en alguno, con todos los beneficios posibles y que por ser de ellos son beneficios parasitarios.

¿Usted considera a los parásitos políticos, sus parásitos por elección o destino y les quiere?

¿No se puede hacer nada? porque ojo, ya no están tan lejos las elecciones generales y los parásitos se promueven todos los días para seguir su vida parasitaria, a costa de todos.

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